El antiguo CEO de Nissan, Carlos Ghosn que se hallaba bajo arresto domiciliario en Tokio a la espera de ser juzgado, salió del país hacia el Líbano sin ser detectado.

Ahora estoy en Líbano. Ya no soy rehén de un sistema judicial japonés parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad,

escribió Ghosn, que posee triple nacionalidad libanesa, francesa y brasileña, en un documento transmitido por su portavoz.

Ghosn enfrenta cuatro cargos en Japón: dos por ingresos diferidos no declarados a las autoridades bursátiles por Nissan entre 2010 y 2015 y otros tantos por abuso de confianza agravado.

Incluso su principal abogado, Junichiro Hironaka, quien se enteró de la noticia “por la televisión”, afirmó estar “sorprendido”.

“Por supuesto que es inexcusable, ya que es una violación de las condiciones de su libertad bajo fianza, es ilegal según la ley japonesa pero, de ahí a decir que no entiendo sus sentimientos, es otra historia”, dijo Hironaka a los medios de comunicación, visiblemente afectado.

Según una fuente anónima de la cadena pública NHK, “la Agencia de Inmigración indicó que no tiene registro alguno”, informático ni video, de Ghosn saliendo del país.

Además, sus tres pasaportes oficiales están en manos de sus abogados japoneses, garantes del respeto de las condiciones de su libertad bajo fianza.

Este martes, Hironaka explicó que todavía tiene en su poder estos documentos, lo que sugiere que Carlos Ghosn huyó con otro documento o escapó de los controles.

¿Qué sigue para Ghosn?

A falta de un tratado de extradición entre Beirut y Tokio, Ghosn tiene pocas probabilidades de ser devuelto a Japón.

En todo caso, será difícil hacer valer las acusaciones en el extranjero, explicó a la AFP el exfiscal y ahora abogado Nobuo Gohara, ajeno al expediente pero que analiza desde el principio los elementos.

Una cosa es segura. Para los fiscales es una situación extremadamente grave. Nissan debe tener miedo. Los fiscales también,

estima Gohara.

“El equipo de defensa había prometido al juez que Ghosn permanecería en Japón como condición para su libertad bajo fianza. Conservaron sus pasaportes, pero se fue al extranjero”, precisó.

Según el abogado, en Japón un juicio en ausencia del acusado no es una opción. Para él, esta fuga es también el resultado de un sistema judicial que deja pocas esperanzas de salir adelante.

Los fiscales, por su parte, habían hecho todo para que no fuera puesto en libertad, alegando precisamente que corría el riesgo de marcharse.

Con información de AFP