La carta anual de Warren Buffett a los accionistas de Berkshire Hathaway, una de las más esperadas por los inversionistas, se publicó este sábado. 

Estas son algunas lecciones que vale la pena tener en cuenta.

A veces se pierde

Buffett es conocido como el Oráculo de Omaha, pero incluso el inversionista más avezado enfrenta pérdidas.

Un ejemplo es que en el cuarto trimestre tuvo pérdidas por 25,400 millones de dólares: 22,700 millones fueron por la caída en los mercados accionarios registrada a finales del 2018 y los otros 3,000 millones por su participación de 26.7% en Kraft Heinz.

Mira aquí cómo ha cambiado el portafolio de Buffett a lo largo del tiempo.

Aunque las acciones se han recuperado en 2019, todo apunta a que Kraft seguirá siendo un dolor de cabeza. Tan solo este viernes, las acciones de esta empresa se desplomaron 27%, lo que implica que Berkshire perdió alrededor de 3,900 millones de dólares.

Hay que poner atención al bosque

“Que los árboles no te impidan ver el bosque” es un dicho popular y Buffett lo retomó en su carta a accionistas.

“Los inversionistas que evalúan a Berkshire a veces se obsesionan con los detalles de nuestros muchos y muy diversos negocios, nuestros ‘árboles económicos’”, escribe.

“Poseemos una gran variedad de especímenes, que van desde ramitas hasta secoyas. Algunos de nuestros árboles están enfermos y probablemente no estarán vivos en una década. Muchos otros están destinados a crecer en tamaño y belleza”.

A veces hay que cambiar las reglas

Durante mucho tiempo, Berkshire estuvo en contra de recomprar acciones de Berkshire Hathaway, pero en el último trimestre de 2018 siguió la tendencia del mercado y recompró 418 millones de dólares en títulos, detalla el New York Times, con lo que el total del año quedó en 1,300 millones de dólares.

Una de las razones que daba para evitar una recompra era que podía darle mayor valor a sus accionistas invirtiendo esos recursos, pero el panorama ha cambiado.

“En los próximos años, esperamos mover mucho de nuestro exceso de liquidez a negocios que Berkshire poseerá permanentemente. Pero los prospectos inmediatos para poder hacerlo no son buenos: los precios de negocios que tienen prospectos decentes de largo plazo están por los cielos”, explicó.

No dejes de emocionarte

Buffett invirtió por primera vez en un negocio estadounidense hace 77 años, pero la emoción por esta actividad no se le ha terminado.

“Continuamos, sin embargo, anhelando una adquisición del tamaño de un elefante. Incluso a nuestras edades de 88 y 95 -yo soy el joven- los prospectos causan que mi corazón y el de Charlie latan más rápido. (Tan solo escribir acerca de la posibilidad de una compra enorme ha hecho que mi pulso se acelere)”.

Charlie es Charles T. Munger, vicepresidente de Berkshire Hathaway.

Agradece a tu equipo

Entre lo más esperado por los inversionistas era la información sobre la sucesión, pero no la recibieron.

Lo que sí hizo Buffett fue agradecer públicamente a sus más altos ejecutivos: Ajit Jain, encargado del negocio de seguros, y Gregory E. Abel, quien supervisa todas las otras operaciones.

“Quiero darles algunas buenas noticias -muy buenas noticias- que no están reflejadas en nuestros estados financieros. Están relacionadas con los cambios en administración que hicimos a inicios de 2018”.

“Estos cambios eran necesarios desde mucho tiempo antes. Berkshire ahora está mejor manejado que cuando yo solo supervisaba las operaciones. Ajit y Greg tienen talentos excepcionales y la sangre de Berkshire corre por sus venas”, subrayó.

Cuidado con la deuda

Aunque puede no ser el camino preferido de muchos CEO, la primera opción del óraculo de Omaha para financiar sus negocios no es la deuda.

“En intervalos extraños e impredecibles, el crédito desaparece y la deuda se convierte en algo financieramente fatal. Una ecuación de ruleta rusa -usualmente ganas, ocasionalmente mueres- puede tener sentido para alguien cuando el valor de la empresa sube, pero no está involucrado cuando pierde. Pero esa estrategia sería una locura para Berkshire”, explica Buffett.

“La gente racional no arriesga lo que tiene y necesita por aquello que no tiene ni necesita”.

La mayor parte de su deuda está en sus negocios de ferrocarriles y energía que, durante las recesiones, siguen generando efectivo en grandes cantidades.