La inflación ha mostrado una desaceleración en los últimos meses; sin embargo, la eventual depreciación del peso contra al dólar puede repercutir en el poder adquisitivo de las familias mexicanas.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inflación llegó a una tasa anual de 4.67% en la primera quincena de agosto, con lo que ligó siete periodos a la baja.
La fortaleza de la moneda nacional a lo largo de este año ha sido de gran ayuda en la lucha contra la inflación, debido a que las empresas importadoras de bienes compran insumos a un menor precio.
En otras palabras, con un dólar más barato bajan los costos de producción, y en consecuencia, disminuyen los precios para los consumidores que adquieren productos en divisa local.
Sin embargo, el consenso del mercado prevé que el tipo de cambio comenzará a debilitarse hacia la recta final de 2023 y en el transcurso de 2024, aunque no está claro hasta qué punto.
Una depreciación del peso traería más presiones inflacionarias porque el aumento de precios se trasladará al importador, pero también pasará al consumidor final
dijo Luis Gonzali, director de inversiones de Franklin Templeton.
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¿De qué tamaño será el impacto del peso en la inflación?
Las proyecciones de las diferentes instituciones financieras apuntan a que el peso finalizará este año por encima de los niveles en los que cotiza actualmente, aunque con una apreciación respecto al cierre de 2022.
Alain Jaimes, analista económico en Signum Research, considera que los factores que han sostenido las ganancias del peso continuarán impulsando a la moneda, al menos en el corto plazo.
Sí veo un efecto por el tipo de cambio en la inflación, particularmente en el elemento no subyacente que crearía presiones en el índice general, pero este sería acotado y la inflación anual no regresaría por arriba del 5%
comentó.
La divisa local es beneficiada, entre otras cosas, por un mayor flujo de dólares que entran al país vía exportaciones, las remesas de connacionales que alcanzaron montos históricos y la Inversión Extranjera Directa (IED).
El estratega recordó que la inflación subyacente, que no toma en cuenta los productos energéticos ni los alimenticios sin elaborar, añade presiones debido a que se ubica por encima de 6%.
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Los peores escenarios para el peso mexicano
No se descartan escenarios adversos para el peso mexicano, que dependerán del manejo de la política monetaria de los bancos centrales de México y Estados Unidos.
Por ejemplo, si la Reserva Federal (Fed) realiza más aumentos a la tasa de interés, el diferencial de tasas entre ambos países que ha favorecido la apreciación del peso se reducirá.
Una depreciación desordenada podría venir de una Fed mucho más restrictiva o un evento de crédito a nivel global derivado de tasas terminales altas por un periodo prolongado
explicó Gonzali.
Banco de México (Banxico) dio indicios de que mantendrá su tasa alta por más tiempo, aunque parte del mercado cree que comenzará a emplear recortes antes de que acabe el año.
Jaimes dijo que el mercado también prestará atención a los indicadores económicos de China, que muestran signos de estancamiento y que pueden causar volatilidad en los mercados financieros.
En el escenario más pesimista, el tipo de cambio puede regresar a los 20 pesos por dólar y presionaría aún más la inflación al alza; sin embargo, es poco probable que esto suceda, coincidieron los analistas consultados.