La guerra comercial entre Estados Unidos y China abrió una ventana sin igual para reconfigurar la economía mexicana: la relocalización de cadenas productivas (fenómeno conocido como nearshoring). Curiosamente, dicha oportunidad se encuentra tan cerca y a la vez tan lejos de convertirse en una realidad.
¿Nuestro país ofrece la infraestructura de transporte necesaria, energía, leyes, recursos naturales y humanos, para convertir a México en el principal socio comercial de Estados Unidos, país que busca trasladar sus inversiones de Asia e instalarla en un territorio seguro?
Aunque la pregunta no es nueva, y entre diversos círculos empresariales, políticos, académicos, se discuten las posibles respuestas desde hace más de 30 años, la virtual victoria de Donald Trump y las reformas constitucionales en México nublan otra vez el horizonte.
El equipo editorial de EL CEO se dio a la tarea de hacer un balance de cómo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador dejará a su sucesora, la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, enormes retos en materia económica, fiscal, infraestructura, financiera y energética, necesarios para volver exitoso –o no– el nearshoring.
Mientras tanto, la promesa de reconfigurar la economía mexicana, y la completa integración de América del Norte, continúa siendo tan cercana –e irónicamente– también tan lejana.
Estephanie Suárez y José Raúl Linares
Nearshoring en México: una oportunidad desigual para los estados
Por: Rodrigo Rosales || Arte: Andrea Velázquez
La tendencia del nearshoring no permea en todas las entidades federativas de México, ni siquiera en aquellas consideradas “motores” por su peso económico, ubicación geográfica y vocación.
El fenómeno de la relocalización de empresas tuvo mayor relevancia después de 2020, año de la crisis económica y de salud que paralizó el suministro mundial y que fue entró como respuesta a la relocalización de empresas hacia lugares cercanos a los mercados finales.
Así, México se volvió atractivo por su cercanía con Estados Unidos y Canadá, bajo el marco del T-MEC. Pero, ¿ya tuvo efecto el nearshoring en el país? Una forma de observar esta tendencia es mediante la captación de nuevos capitales provenientes del exterior.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía, México captó 39,124 millones de dólares de nuevas inversiones extranjeras entre 2021 y el primer trimestre del año en curso.
Este monto representó 31% de la Inversión Extranjera Directa (IED) total registrada en el periodo de análisis, es decir, en poco más de tres años, 31 de cada 100 dólares correspondía a la llegada de nuevos inversionistas. El concepto de nuevas inversiones se refiere a los movimientos asociados a:
- Inversiones iniciales realizadas por personas físicas o morales extranjeras al establecerse en México
- Aportación al capital social de sociedades mexicanas (inicial o aumentos) por parte de los inversionistas extranjeros
- Transmisión de acciones por parte de inversionistas mexicanos a inversionistas extranjeros
- Monto inicial de la contraprestación en los fideicomisos que otorguen derechos sobre la IED
La Inversión Extranjera Directa se compone de nuevas inversiones, cuentas entre compañías y reinversión de utilidades; algunas voces especializadas indican que este último rubro también es señal de la confianza de los inversionistas en México, aunque sin detallar la relación con el nearshoring.
Nearshoring por domicilio fiscal
Por entidad federativa, Ciudad de México muestra el mayor monto de nuevas inversiones extranjeras, de 12,174 millones de dólares entre 2021 y los primeros tres meses de 2024.
La cifra anterior significó una contribución de 31.1% de nuevos capitales, sin embargo, la situación de la capital del país es distinta al resto de estados, pues algunas empresas utilizan a la economía más grande de México como su “domicilio fiscal”.
Esto es que las nuevas inversiones instalan sus corporativos en Ciudad de México, pero sus plantas productivas se distribuyen en otras entidades, cuyo mayor beneficio económico y social se da en éstas-, por lo que el registro de la IED en la Secretaría de Economía es en la capital.
Nuevo León, el favorito
El segundo lugar fue para Nuevo León, con 3,376 millones de dólares de nuevas inversiones en un poco más de tres años, lapso que abarca el inicio del nearshoring en México; este estado sería el que ha resultado más atractivo para la relocalización de empresas.
En tanto, la tercera posición la ocupó Baja California Sur al registrar 2,799 millones de dólares, no obstante, estos capitales foráneos responden particularmente a su vocación turística.
También destacan Jalisco, Baja California, Guanajuato, Tamaulipas Estado de México, Quintana Roo, Coahuila, San Luis Potosí, Chihuahua y Veracruz por encima de 1,000 millones de dólares cada uno.
Excepciones
En la relación con las nuevas inversiones extranjeras, las entidades mexicanas con los mayores niveles se localizan principalmente en las regiones de la frontera norte y del Bajío.
Pero existen excepciones, como Aguascalientes y Querétaro, que forman parte del grupo de 14 estados con una cifra de nuevo capital de la IED menor a 500 millones de dólares.
Hasta el fondo, por debajo de los 150 millones de dólares captados entre 2021 y el primer trimestre del presente año, se colocaron Hidalgo, Morelos, Chiapas, Zacatecas, Colima y Tlaxcala.
Proporciones
La proporción de 31.1% de las nuevas inversiones en la IED total de México dista en algunas entidades. Los mayores porcentajes se exhibieron en Baja California Sur (87.0%) y Quintana Roo (62.0%), derivado del dinamismo del sector turístico y no del fenómeno del nearshoring.
Arriba del umbral de 50% (más de la mitad de IED corresponde a nuevas inversiones) estuvieron Michoacán, Campeche y Yucatán, que tampoco parte como favoritos para la relocalización de empresas.
Por su parte, con una proporción menor a 20% de los nuevos capitales extranjeros, se ubicaron las entidades de Chihuahua, Colima, Querétaro, Hidalgo, Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas.
El bajo crecimiento de las nuevas inversiones es un reflejo de que se sigue desaprovechando la oportunidad del nearshoring, debido a la incertidumbre política interna, problemas de gobernanza y la falta de infraestructura de servicios básicos, como electricidad y agua
detalla Banco Base.