La cifra de fallecimientos por los dos terremotos que el lunes impactaron una amplia zona del sur de Turquía y Siria se elevó a 7,200, por lo que el presidente del primer país, Tayyip Erdogan, declaró el estado de emergencia en 10 provincias turcas por tres meses.

La declaratoria Erdogan permite al gobierno eludir al parlamento en la promulgación de nuevas leyes, así como limitar o suspender derechos y libertades.

El número de muertos en Turquía ascendió a 5,434, según el ministro de Sanidad, Fahrettin Koca, que añadió que 31,777 personas habían resultado heridas.

En Siria, el total de víctimas ascendió al menos a 1,832, según el gobierno y un servicio de rescate en el noroeste del país, controlado por los rebeldes.

Un día después de los sismos, los equipos de rescate, desbordados, tenían dificultades para salvar a la personas atrapadas bajo los escombros tras el terremoto más mortífero que ha sacudido Turquía desde 1999.

El sismo de magnitud 7.8 del lunes, seguido horas después por otro casi igual de potente, derribó miles de edificios, entre ellos hospitales, escuelas y bloques de apartamentos.

Decenas de miles de personas resultaron heridas o se quedaron sin hogar en ciudades de Turquía y el norte de Siria, país ya afectado por una crisis humanitaria tras casi 12 años de guerra civil.

Carrera contra el tiempo

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que las labores de rescate son una carrera contra el tiempo.

“Cada minuto, cada hora que pasa, disminuyen las posibilidades de encontrar supervivientes con vida”, declaró.

En Antakya, capital de la provincia de Hatay, fronteriza con Siria, los equipos de rescate no daban abasto y los propios residentes rebuscaban entre los escombros. La gente pedía cascos, martillos, barras de hierro y cuerdas.

Más de 12,000 efectivos turcos de búsqueda y rescate están trabajando en las zonas afectadas, junto con 9,000 soldados. Unos 70 países están enviando personal, equipos y ayuda; pero la magnitud del desastre es abrumadora.

Con información de Reuters