El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue sentenciado a tres años de prisión, incluidos dos suspendidos, luego de que un tribunal de París lo declarara culpable de corrupción y tráfico de influencias.
La Corte determinó que Sarkozy había firmado un pacto de corrupción con su abogado Thierry Herzog y el exjuez Gilbert Azibert. Herzog y Azibert recibieron cada uno la misma sentencia que Sarkozy.
Los abogados de Herzog dijeron que apelarían la decisión, al igual que la abogada de Sarkozy. Azibert tiene la posibilidad de hacer lo mismo.
Sarkozy, quien mantuvo su inocencia, es el segundo presidente francés bajo la Quinta República en ser condenado después de dejar el cargo, detalló el Financial Times.
El fallecido Jacques Chirac fue condenado en 2011 por malversación de fondos públicos durante su mandato como alcalde de París y se le impuso una sentencia suspendida.
Tras esta condena “extremadamente severa” y “totalmente infundada e injustificada”, Nicolas Sarkozy “está tranquilo pero decidido a seguir demostrando su inocencia”, aseguró su abogada, Jacqueline Laffont, en una entrevista con medios, retransmitida en directo por televisión.
La apelación suspende la ejecución provisional de la pena que había sido conmutada a arresto domiciliario con brazalete electrónico.
El expresidente de derecha no hizo ninguna declaración al salir de la sala, pero su esposa reaccionó en Instagram.
“¡Qué ensañamiento insensato, mi amor Nicolas Sarkozy!”, publicó la ex supermodelo y cantante Carla Bruni, junto a una foto de la pareja abrazada. “La lucha continúa, la verdad saldrá a la luz. #injusticia”, escribió en la red social.
La historia
Sarkozy se comunicó con Herzog mediante una línea telefónica secreta a nombre del ficticio ‘Paul Bismuth’, pero la policía intervino a su vez en la línea como parte de una investigación separada.
Los fiscales revelaron que en 2014, Sarkozy prometió ayudar a Azibert a conseguir un trabajo en Mónaco a cambio de información relacionada con otro caso, ahora retirado.
Dicha información se refiere a que Sarkozy había sido acusado de aceptar fondos ilegales de Liliane Bettencourt, la heredera de L’Oréal, para su campaña electoral presidencial.
Aunque Azibert nunca consiguió el trabajo en Mónaco, el tribunal decidió que la oferta a cambio de información confidencial era prueba suficiente de corrupción.
Sarkozy, como garante de la independencia del sistema judicial, “utilizó su condición de expresidente para favorecer a un juez que había servido a sus intereses personales”, dijo la jueza Christine Mée.
Sarkozy ocupó el cargo de presidente de 2007 a 2012.
Otros casos
Además del caso de corrupción por el que fue condenado, Sarkozy está envuelto en otras prolongadas batallas legales e investigaciones judiciales.
Ha sido acusado de haber recibido millones de euros del dictador libio Muamar Gadafi para su campaña electoral de 2007.
Otra acusación, por la que enfrentará un juicio a finales de este mes, lo señala por violar los límites de financiamiento de la campaña al gastar más de 20 millones de euros.
Y en enero, los fiscales abrieron otra investigación sobre presunto tráfico de influencias por sus actividades de asesoramiento en Rusia.
François Fillon, primer ministro de Sarkozy durante su mandato de cinco años en el Palacio del Elíseo, fue sentenciado a prisión el año pasado por malversación de fondos.
Esto, después de pagarle a su esposa británica Penélope más de un millón de euros de fondos estatales por un trabajo parlamentario que ella nunca hizo.
Ese escándalo surgió en el periodo previo a las elecciones presidenciales de 2017, descarrilando la campaña de Fillon, que había sido el favorito, y allanando el camino para la victoria del actual presidente Emmanuel Macron.