El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, anunció en la semana que nombrará a John Kerry, ex candidato demócrata a la presidencia, como un “enviado especial del presidente” para el cambio climático.

El nombramiento es una muestra de lo seria que es la amenaza para la nueva administración, y el nuevo miembro del gabinete tendrá que enfrentar varios obstáculos, internacionales y al interior de su país, para poder avanzar una agenda de cambio tangible.

“El cargo tiene mucha importancia: va a estar dentro del Consejo de Seguridad Nacional porque están elevando el cambio climático a una amenaza de seguridad a la par del terrorismo, por lo que recae en la política interior y exterior de Estados Unidos”, explicó Andrea Arias, consultora en energía.

“Kerry conoce cómo funciona la política interior y tiene todas las relaciones al exterior para ser capaz de hacer cumplir las metas de Biden”.

Su experiencia diplomática incluye buenas relaciones con China durante el periodo de especial tensión entre las dos Coreas.

Esto podría ayudar al proceso de sanación de relaciones con el país asiático, lo que sería un gran apoyo para que las dos economías más grandes del mundo impulsen una agenda conjunta a nivel internacional.

Kerry también tiene experiencia en el ámbito de combate a la crisis climática: en 2007 escribió junto con su esposa, Teresa Kerry, un libro llamado This Moment on Earth, donde resalta los retos del nuevo ambientalismo y su visión para el futuro.

Después de haber sido parte del equipo estadounidense que negoció el Acuerdo de París, ha participado en las conferencias de la Organización de las Naciones Unidas contra el cambio climático, donde ha sido una voz crítica ante la falta de compromiso de algunos países para cumplir con sus metas, lo que a su vez ha sido un contrapeso de la voz de la administración de Trump.

El presidente electo está en lo correcto al regresar al Acuerdo de Paris en el día uno. Y también está en lo correcto al reconocer que Paris por sí solo no es suficiente.
Todas las naciones deben aumentar sus ambiciones de forma conjunta, o fallaremos todos juntos. Y fallar no es una opción.

El puesto de enviado especial para el cambio climático sigue siendo una incógnita en cuanto a la forma en que funcionará, la forma en que se relacionará con el Departamento de Energía y la Agencia de Protección ambiental, así como las responsabilidades que caerán totalmente en su campo.

“No sabemos si las funciones de Kerry serán las mismas que tenía el Departamento de Energía en el ámbito del cambio climático, sólo subiendo su nivel de importancia a la altura del Departamento del Estado”, destacó Arias.

La separación entre el departamento de Kerry y el Departamento de Energía podría servir también para no fracturar las relaciones entre el gobierno federal y las empresas de Oil & Gas, al no alterar el objetivo principal del Departamento encargado de regularlas.

Ben Geman, de Axios, explicó que el nombramiento de un puesto descentralizado resalta la intención de Biden de atacar la crisis climática desde un nivel federal que involucre a varias agencias, por lo que el éxito o fracaso podría depender de la habilidad para coordinarlas.

El equipo de transición del Presidente Electo informó que el próximo mes se nombrará a un Coordinador de Política Climática de la Casa Blanca.

Para México, el nombramiento de Kerry podría ser una presión más para modificar la postura actual de la Secretaría de Energía, que ha limitado la entrada de fuentes renovables de energía a costa de mantener sus emisiones de carbono.

Si Estados Unidos quiere aumentar su efecto en el combate al cambio climático, su vecino será el lugar ideal donde ensayar su diplomacia.