El presidente Emmanuel Macron ordenó este jueves el tercer confinamiento nacional en Francia y anunció que las escuelas cerrarán durante tres semanas, en un intento por frenar una tercera ola de infecciones por COVID-19 que amenaza con abrumar a los hospitales.

En momentos en que la cifra de muertos por la epidemia se acerca a los 100,000 y las unidades de cuidados intensivos en las regiones más afectadas están en niveles máximos, Macron se vio obligado a abandonar su apuesta de mantener el país abierto para proteger la economía.

Perderemos el control si no actuamos ahora

dijo el presidente en un discurso televisado a la nación.

Esto significa que las restricciones al movimiento que ya están vigentes durante más de una semana en París y algunas regiones del norte y del sur, ahora se aplicarán a todo el país durante al menos un mes, a partir del sábado.

Los comercios no esenciales, salvo algunas excepciones, deberán cerrar en todo el territorio y los ciudadanos tendrán prohibido desplazarse a más de 10 kilómetros de su casa. Para viajar más allá, los franceses necesitarán un justificante.

El costo de esta nueva vuelta de tuerca a los comercios en todo el país, ya de por si muy golpeados por la crisis, será de 11,000 millones de euros (12,900 millones de dólares) al mes, en términos de ayudas y subvenciones, según cálculos del Ministerio de Economía.

Macron, de 43 años, ha tratado de evitar un tercer gran confinamiento desde principios de año, apostando a que si pudiera sacar a Francia de la pandemia sin volver a bloquear al país le daría a la economía la oportunidad de recuperarse de la recesión del año pasado.

Pero las opciones del exbanquero de inversiones se redujeron a medida que las cepas más contagiosas del coronavirus se extendían por Francia y gran parte de Europa.

“A cada etapa de esta epidemia, podíamos decir que pudimos hacerlo mejor, que hemos cometido errores. Todo esto es cierto”, aceptó Macron, a la baja en los sondeos y que afronta elecciones presidenciales el próximo año.

“Pero sé una cosa: hemos aguantado, hemos aprendido, y cada vez hemos aprendido” más, explicó. “El éxito de esta estrategia depende de cada uno de nosotros”.

Las escuelas cerrarán durante tres semanas después de Pascua, que cae este fin de semana. El aprendizaje se realizará de forma remota durante una semana, después de lo cual todas las escuelas se tomarán unas vacaciones de dos semanas.

A partir de entonces, los alumnos de guarderías y primaria volverían a la escuela, mientras que los alumnos de niveles medios y secundaria continuarían el aprendizaje a distancia durante una semana más.

“Es la mejor solución para frenar el virus”, dijo Macron, que agregó que Francia había logrado mantener sus escuelas abiertas durante más tiempo durante la pandemia que muchos de sus vecinos.

Las nuevas infecciones diarias se han duplicado desde febrero a casi 40,000. El número de pacientes con COVID-19 en cuidados intensivos ha superado los 5,000, sobrepasando el pico alcanzado durante un confinamiento previo.

La capacidad de camas en las unidades de cuidados intensivos se incrementará a 10,000, dijo Macron.

Las nuevas restricciones arriesgan desacelerar el ritmo de recuperación en la segunda economía más grande de la zona euro desde el golpe sufrido el año pasado.

“Este nuevo confinamiento será terrible para todos los sectores cerrados”, reaccionó el presidente del Movimiento de Empresas de Francia (Medef), Geoffroy Roux de Bézieux, mediante un tuit.

“Tiene que ser el último. Abramos todos (los comercios) el 15 de mayo”, pidió el dirigente.

En su discurso, Macron anunció la reapertura a mediados de mayo de algunos sitios culturales y de terrazas de bares y restaurantes, una vez el país haya superado “el esfuerzo de abril” y bajo “reglas estrictas”.

Restaurantes, bares, cines y otros lugares públicos llevan cerrados desde finales de octubre. No obstante, el virus no cede en este país de unos 65 millones de habitantes.

Vacunación acelerada

Macron dijo que era necesario acelerar el despliegue de vacunas, el cual recién ahora está encontrando un buen ritmo en un país en que solo el 12% de la población está inoculada.

El gobierno quiere empezar a inmunizar a los mayores de 60 años a partir del 16 de abril y a los mayores de 50 años a partir del 15 de mayo.

Macron se declaró “profundamente afligido” por el hecho de que algunas personas ancianas, con prioridad en la vacunación, aún no hayan recibido la primera dosis.

El objetivo es que “de aquí al final del verano todos los franceses mayores de 18 años que lo deseen, podrán ser vacunados”.

Con información de Reuters y AFP