La distribución desigual de las vacunas a lo largo del mundo traerá, además de las continuas muertes en los países en vías de desarrollo, una pérdida económica global de alrededor 4 billones de dólares, estima la Universidad de Maryland.

The Conversation, sitio informativo de la Universidad de Maryland, analizó el impacto económico que representa la distribución desigual de las vacunas.

Su revisión consistió en analizar 35 industrias como servicios y manufactura, en 65 países y examinaron cómo estaban económicamente vinculadas en 2019, periodo previo a la pandemia, por ejemplo en relación al intercambio de productos, como es el caso de Estados Unidos, que depende del acero producido en Brasil o la fabricación automotriz con partes producidas en países asiáticos, proceso que se conoce como offshorring.

Se comparó la información con los datos de infecciones en el mundo con el objetivo de demostrar cómo la crisis del coronavirus ha interrumpido el comercio mundial. Señalan que frenó los envíos de acero, vidrio y otras exportaciones a otros países.

“Cuanto más dependa un sector de personas que trabajan en las proximidades para producir bienes, más interrupciones habrá debido al aumento de las infecciones”, indica su información.

Posteriormente modelaron una proyección de cómo las vacunas podrían ayudar a aliviar estos costos económicos, considerando que la fuerza laboral sana puede aumentar la producción.

Los resultados de ese ejercicio arrojaron que si las naciones más ricas están completamente vacunadas a mediados de este año, pero los los países en desarrollo logran vacunar solo a la mitad de su población, la pérdida económica mundial puede ascender a alrededor de 4 billones de dólares.

Hasta el momento, son los países más ricos los que han acaparado mayor cantidad de vacunas.

Por ejemplo, Estados Unidos ha aplicado 48.09 millones de dosis, China 40.5 millones y la Unión Europea 19.4 millones, mientras que países con menor poder adquisitivo como Ecuador han aplicado 8,190 dosis, es decir, sólo 0.05 personas de cada 100 han sido vacunadas en ese país.

En el caso de México se han aplicado 724,707 dosis, lo que representa a 0.57 personas por cada 100. Esto pese a que se han firmado acuerdos con farmaceúticas para cubrir las dosis necesarias del total de la población.

Sin embargo, países como Estados Unidos o Canadá han acordado con las empresas obtener dosis equivalentes hasta cinco veces su población, estas se han enviado de manera prioritaria retrasando los envíos a otros países de menores recursos.

El protocolo COVAX de la Organización Mundial de la Salud es una alternativa, indica la información de The Conversation, el objetivo es inmunizar al 20% de la población de América Latina y el Caribe a finales del 2021, aunque le faltan fondos.

Según el ejercicio de la Universidad, el costo económico global de los países en desarrollo de no vacunar a ninguno de sus ciudadanos sería de 9,000 millones de dólares y pese a tener a su población totalmente inmunizada países como Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón tendrían que lidiar con las interrupciones en la cadena de producción.

“Nuestra investigación subraya que es de interés económico directo de los países ricos garantizar que las naciones pobres también estén completamente vacunadas” indica The Conversation.

Otro de los riesgos de esta desigualdad, es el factor biológico. Andrea Taylor, directora de investigación del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke dijo a BBC que la distribución desigual significa que el virus se seguirá propagando y mutando, lo que aumenta el riesgo de que las vacunas pierdan efectividad.

“Si los países ricos vacunan a sus poblaciones, mientras permiten que el virus se propague a otros lugares, es posible que descubran que no están protegidos de las cepas más nuevas que surjan” dijo la investigadora.