El acuerdo de salida que la primera ministro de Reino Unido, Theresa May negoció con Bruselas para fijar los términos de separación entre Gran Bretaña y la Unión Europea, se someterá a una nueva votación el 15 de enero para su aprobación por parte del poder legislativo británico, reportó el medio londinense BBC.

Los comicios debieron realizarse el 11 de diciembre de 2018, sin embargo, ante falta de apoyo parlamentario, la jefa del Ejecutivo anuló la sesión y prometió que buscaría nuevas garantías con los dirigentes de la UE.

La separación de Reino Unido del bloque económico y político europeo ocurrirá con o sin tratado el 29 de marzo de este año y el escenario de una salida sin términos acordados es cada vez más posible para analistas, lo que generaría un caos comercial y un posible cierre de gobierno británico.

A pesar de estos riesgos, los miembros del parlamento opositores a May aseguran que el acuerdo de retiro con Bruselas deja a la nación en una situación más desfavorable que de mantenerse en la Unión Europea.

La urgencia de buscar una independencia sin complicaciones ha llevado a 209 legisladores, incluidos nueve exministros del gabinete, a firmar una carta en la que advierten a la Primera Ministra que no aceptarán una separación sin acuerdo, informó el portal de noticias Business Insider.

El texto coordinado por el diputado laborista Jack Bromey y la conservadora Caroline Spelman cuenta con el apoyo de todos los partidos y en él se pide a Theresa May “crear un mecanismo que garantice que no se pueda realizar un Brexit sin acuerdo”, en una iniciativa que el Parlamento apoyaría.

Las advertencias sobre una separación sin tratado se enfocan en el caos que se desataría en diversos aspectos de la vida cotidiana, entre los que destacan el acceso a alimentos y medicamentos.

A pesar de una gira emprendida en diciembre con diversos jefes de Estado de la UE con el fin de obtener nuevas garantías para el acuerdo, no se espera que las nuevas condiciones de Theresa May cumplan con los requisitos legales que los parlamentarios de la oposición exigen, lo que implica que sea casi seguro que el plan sea derrotado en la Cámara de los Comunes, adelantó Business Insider.

El domingo pasado, la primera ministra reveló que Gran Bretaña se encontrará en terreno inexplorado si su tratado para la separación es rechazado por la Cámara Baja en la próxima votación.

“Si el acuerdo no se aprueba, entonces realmente estaremos en tierra desconocida. No creo que alguien pueda decir exactamente qué sucederá en términos de la reacción que veremos en el Parlamento”, aclaró May en entrevista con el medio BBC.

Los opositores de los términos de salida que presenta May consideran que el acuerdo negociado con la Comisión Europea propone concesiones inaceptables para el Reino Unido y que además no respeta los deseos de una mayoría británica que decidió separarse de la UE.

Irlanda, el gran obstáculo para May

El punto más debatido de este acuerdo es el denominado “backstop”, un mecanismo que buscará evitar una frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda mediante controles físicos en la frontera.

Estas dos regiones firmaron en 1988 el acuerdo de paz de Viernes Santo, que terminó con un conflicto armado interétnico de tres décadas.

El “backstop” prevé que Irlanda del Norte conserve la regulación del mercado único europeo y mantenga abierta su frontera durante el periodo de transición en que Reino Unido se retire de la UE.

Esta medida sólo debería ser vigente si es que no se acuerda una mejor solución para finales de 2020, aunque es posible prolongar las negociaciones por dos años más.

Incluso con esta posibilidad de llegar a otro pacto, la facción más dura del Partido Conservador de May teme que este punto mantenga a Gran Bretaña atada a la Unión Europea por un periodo indefinido. A este pensamiento se suma el Partido Unionista Democrático -apoyo clave para el gobierno de la Primera Ministro- que se opone a un trato privilegiado para la provincia.

El miedo de lo que viene

2,500 millones de dólares es el total aprobado por los ministros del gabinete británico como gastos de contingencia ante la escasez de bienes que pudiera implicar un Brexit sin acuerdo, sobre todo en alimentos y medicamentos, informó el medio estadounidense The Washington Post.

El mismo periódico advirtió sobre los riesgos comerciales que Holanda, el principal socio comercial de Gran Bretaña en Europa sufriría en caso de enfrentarse a una separación brusca.

Autoridades holandesas calculan 35,000 pequeñas y medianas empresas que mantienen comercio con Reino Unido, sin embargo, no cuentan con experiencia en política aduanera, por lo que se tendría que aprender a negociar bajo un terreno complicado o cortar lazos con los británicos.

La Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que las exportaciones de los Países Bajos podrían disminuir 17% si es que el Brexit se produce sin acuerdo.

El gobierno holandés ha contratado aproximadamente a 1,000 agentes aduaneros para las inspecciones que podrían ser necesarias, sin embargo, se busca a nuevos trabajadores en Europa del Este porque no existen tantos profesionistas de esta rama dentro del país, reportó The Washington Post.

Otro de los grandes riesgos lo prevé una de las principales dirigentes del lobby financiero City de Londres, Catherine McGuiness, quien declaró en una entrevista a la agencia de noticias AFP que a diez años de la crisis económica, lo menos deseable es una desestabilización en los mercados.

“Estimamos que entre 3.000 y 12.000 puestos de trabajo” habrán abandonado Gran Bretaña para finales de marzo, afirmó McGuiness, además agregó que esta cifra es inferior a las previsiones anunciadas justo después del referendo de 2016.

“Con la incertidumbre política actual es muy difícil pronunciarse. Nos preocupan los riesgos ligados a una ausencia de acuerdo, que pensamos que serían negativos para los consumidores y las empresas en Reino Unido y en la Unión Europea”, comentó.

Con información de AFP y Reuters