El acuerdo de salida de la Unión Europea impulsado por Boris Johnson ya fue aprobado por la cámara baja de Reino Unido, gracias a la mayoría del partido conservador. A partir de este lunes, el documento se enfrenta al escrutinio de la cámara alta que, según reportes, planea realizar cambios antes de la aprobación final.

Las condiciones propuestas por Johnson ya han sido aceptadas por la Unión Europea, y el Reino Unido está ahora en condiciones para abandonar la Unión en la fecha previamente acordada del 31 de enero, si es que obtiene la aprobación de la cámara alta.

Tras esta salida habrá un periodo de transición en el que el intercambio comercial operará bajo las mismas reglas. El gobierno de Johnson ha prometido crear las reglas del nuevo modelo antes del fin de este año, y éste todavía tendrá que ser aprobado por la Unión.

Este periodo de creación es una de las principales controversias del acuerdo de salida, pues los miembros de la oposición buscan que se incluyan condiciones adecuadas para los refugiados menores de edad y el papel del parlamento durante las negociaciones.

Los cambios tienen el mismo espíritu que las que el parlamento promovió en su última sesión, explica Liam Hill, analista político de Reino Unido.

“Lo que se busca es que el gobierno esté obligado a actualizar al parlamento sobre el estado de las negociaciones y que puedan participar activamente, en vez de ser sólo un ente que da el sello de aprobación a la dirección elegida por Johnson”.

Alfred Dubs, miembro de la cámara alta por el partido laborista, se mostró optimista ante las posibles inclusiones sobre derechos de los refugiados. La iniciativa surgió en el partido de oposición, pero el representante se mostró confiado de tener el apoyo necesario del partido conservador, e instó al gobierno a repensar su postura, pues “no ganan nada” con la política actual.

“La insistencia de Boris Johnson de un brexit ‘duro’ y su complacencia de mantener un brexit sin acuerdo en la mesa es una gran causa de este pobre desempeño económico. Los Demócratas liberales lo desafiaremos a él y a los conservadores en beneficio de los trabajadores y los negocios en todo Reino Unido”.

La relevancia de la actual discusión, dijo Hill, es que los cambios que se realizarán en la legislatura de brexit tendrán que ocurrir este mes, o en una fecha más cercana al final del periodo de transición, pues los cambios de dirección durante el proceso de negociación con la Unión Europea podrían debilitar la postura británica.

El partido conservador no tendrá que enfrentarse a las mismas complicaciones que Theresa May vivió el año pasado, pues su mayoría en el parlamento significa que un buen control de sus filas garantiza el éxito de cualquier moción. “Ese es el gran cambio de esta vuelta”.

El gran obstáculo de las negociaciones seguirá siendo el tema de la aduana entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, así como la intransigencia que Johnson ha proyectado frente a las concesiones comerciales que su gobierno estaría dispuesto a otorgar a la Unión Europea.

Esta intransigencia tiene un precio alto.

De acuerdo con Anand Menon, director del programa “Reino Unido en una Europa Cambiante”, de King’s College London, “10 años después de la salida, el impacto comercial en términos de sueldo per cápita sería de alrededor de -4.9% para el acuerdo de May, -6.4% para el de Johnson y -8.1% si no se llega a un acuerdo y se utilizan las reglas de la Organización Mundial de Comercio”.

El resto del presente año tendrá un gran peso en el futuro de la población británica.