Los votantes bolivianos, golpeados por la agitación política y la pandemia del coronavirus, buscan certeza económica ante las elecciones del 18 de octubre y las encuestas sugieren que podrían impulsar el regreso de los socialistas y de “Evonomics”.

El país andino fue una de las economías más firmes de América Latina durante los casi 14 años de Gobierno del líder izquierdista Evo Morales, cuyo tipo de capitalismo socialista fue aplaudido, aunque en sus últimos años comenzaron a aparecer grietas.

Morales renunció el año pasado después de una polémica elección que estuvo marcada por acusaciones de fraude, lo que desató un período de agitación política y violentas protestas. Los comicios de este mes son una repetición de esa votación. Actualmente el expresidente está exiliado en Argentina.

Su partido, el socialista MAS, lidera las encuestas ayudado en parte por los recuerdos de estabilidad económica y las afectaciones por la pandemia, que dejó a muchos en la pobreza y sin trabajo.

“Voy a votar por MAS porque se identifica con la gente y nos dio trabajo todos estos años. No como ahora, cuando apenas hay para comer”, dijo Juan Muriel, de 43 años, albañil de la ciudad serrana de El Alto.

El Banco Mundial estima que la economía de Bolivia, dominada por la agricultura y el gas, caerá alrededor de 6% este año después de más de tres décadas de crecimiento, mientras que las reservas internacionales han caído peligrosamente por las menores exportaciones de gas y soja.

El denominado “Evonomics” -una mezcla de nacionalización, obras públicas y algunas políticas favorables para sectores como la agricultura- ayudó a impulsar el crecimiento durante más de una década, aunque sus críticos dicen que su Gobierno se montó en el auge de las materias primas en la década del 2000 que impulsó a las exportaciones de gas. Pero el crecimiento comenzó a desvanecerse mucho antes de que dejara el cargo.

El crecimiento del 2.2% en 2019 fue el más débil desde 2001.

El flamante ministro de Economía del Gobierno interino, Branko Marinkovic, dijo a Reuters que el costo económico de la pandemia fue de alrededor de 5,000 millones de dólares y que la contracción económica sería de 4% en 2020, pero Bolivia podría crecer 4% en 2021.

“Va a ser un año muy duro el año que viene”, señaló.

Marinkovic agregó que el gobierno interino de la exsenadora Jeanine Añez, quien asumió el poder ante el vacío de poder por la renuncia de Morales el año pasado, buscaba concretar préstamos internacionales para cumplir con los pagos y ayudar al país a recuperarse.

“Yo no puedo dejarle una bomba de tiempo al Gobierno que venga y no ser responsable de dejarles algún tipo de crédito puente para estos dos años que vienen y que van a ser duros”, explicó.

Con la pandemia, la economía de Bolivia cayó 7% en la primera mitad del año, mientras que el desempleo se disparó hasta 11.8%. El déficit fiscal también empeoró.

Anticipan segunda vuelta en Bolivia

Jeanine Añez, quien era candidata presidencial, se retiró de la carrera electoral, dejando al expresidente centrista Carlos Mesa como el rival clave del líder socialista Luis Arce, un aliado cercano de Morales y su antiguo ministro de Economía.

“Hoy más que nunca Bolivia está en peligro, Bolivia está en riesgo y no existe por parte de los partidos de derecha ninguna respuesta que vaya a resolver el problema, nosotros tenemos la solución”, dijo Arce en una reciente conferencia de prensa, quien lidera las encuestas electorales hasta el momento.

Según una encuesta realizada entre el 3 y 5 de octubre por la fundación católica Jubileo y una red de universidades, Arce acapara 33.6% de las preferencias, seguido por Mesa, con 26.8%, y el derechista líder cívico regional Luis Fernando Camacho, con 13.9%

La ley estipula que se adjudica la presidencia en primera vuelta el candidato que consigue el 50% más un voto o el que obtiene 40% de los sufragios con 10 puntos de diferencia sobre el segundo.

Si no se da alguno de estos casos, habrá una segunda vuelta el 29 de noviembre.

La polarización política se acentúa al acercarse los comicios del 18 de octubre. Un reporte de la oficina en La Paz de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos contó 27 agresiones físicas y destrucción de bienes de partidos desde septiembre.

Mesa, cuyo partido Comunidad Ciudadana (CC), quedó en segundo lugar en las elecciones anuladas del año pasado, dijo que su prioridad sería la creación de empleos.

“Para poder recuperar los empleos que se perdieron a raíz de la pandemia y generar otros nuevos, necesitamos inyectar recursos económicos a las empresas y a las familias”, dijo.

Ruddy Villanueva, de 48 años, propietario de una tienda de ropa en el centro de La Paz, la sede del Gobierno del país, dijo que se inclinaba por votar por Mesa debido a las acusaciones de corrupción contra el MAS y su falta de apoyo a la industria y a la generación de empleo.

Daniela, una estudiante de 23 años de la Universidad Católica de La Paz que no quiso dar su apellido, dijo que aún no sabe a quién votará.

“Estoy indecisa, todavía ningún candidato me convence y no veo que hayan propuestas de verdad. La situación está que arde en el país y sin un buen presidente las cosas pueden empeorar”, explicó. 

Con información de AFP