Bancos Centrales en Europa, Asia y América han hecho públicas sus intenciones de analizar más detenidamente el impacto de la exposición ambiental de ciertas instituciones financieras, y han señalado que ya pasó el tiempo de que los bancos tomen decisiones voluntarias, lo que representa un importante cambio en la regulación bancaria y en la política monetaria a nivel mundial.

“En el último mes se ha hablado mucho de este tipo de políticas y Joe Biden ha fortalecido su discurso. El regreso verde se empezó a plantear desde mediados de la pandemia y muchos países empezaron a darse cuenta de la necesidad de acelerar políticas ambientales. Hace 15 años la transición se veía como un costo, y ahora para muchas empresas es incluso una oportunidad de bajar costos energéticos”, dijo Víctor Ramírez, analista del sector.

Esta evolución es impulsada por un mayor interés de los hacedores de políticas públicas, pero también por una mayor apertura y menor oposición por parte de la iniciativa privada, que será la que tendrá que implementar la mayor parte de los cambios.

“La caída en el costo ha sido impresionante y eso lo hace más factible para la industria. En el caso mexicano, cuando se intenta sacar la Ley de Transición Energética en 2014, la que peleó en contra de ella fue la industria, y ahora es la industria la más interesada está en estos cambios”, agregó Ramírez.

A nivel mundial, esto significa también que el interés por modificar la regulación llega ligeramente tarde, pues impulsa cambios que hubieran podido ocurrir de forma orgánica dadas las condiciones actuales del mercado.

Los bancos de Inglaterra, Francia, Europa, Australia, Brasil, Canadá Hong Kong y Singapur han dicho que comenzarán a realizar pruebas de estrés ambiental en algún punto de este año y el próximo. Jerome Powell, director de la Fed, dijo este mes que la institución ha sostenido pláticas sobre el tema, pero que aún no tiene planes concretos.

La mayoría de los bancos centrales que han optado por implementar estudios han aclarado que un resultado negativo no impactará los requisitos de capital de las instituciones financieras. Sin embargo, esto podría cambiar en un futuro, lo que provocaría movimientos en las inversiones de la banca.

El Banco Europeo de Inversiones y el Banco Mundial ofrecen “bonos de concientización climática” desde 2007 y 2008, respectivamente. En estos 14 años, la cifra acumulada por ambos apenas supera el billón de dólares, de acuerdo con la Iniciativa de Bonos Climáticos.

El financiamiento a proyectos de transición energética también fue un tema durante la reunión del G7 la semana pasada. En ella, los países decidieron mantener su meta de invertir 100,000 millones de dólares al año en países en vías de desarrollo, meta que no se consiguió el año pasado.

Activistas a nivel mundial han criticado de insuficiente la meta, que data de 2009. “Esperábamos que los líderes de las naciones más ricas del mundo terminaran la semana habiendo puesto dinero en donde ponen sus discursos”, dijo Catherine Pettengell, directora de la Red de Acción Climática.

Roger Harbin, analista climático de BBC, dijo que las propuestas no tienen el detalle esperado, pero podrían ser suficientes para conseguir un acuerdo global de protección al clima durante la próxima conferencia de Cambio Climático de la ONU.