Argentina llegó a un cuerdo con sus principales acreedores para reestructurar 65,000 millones de dólares en deuda extranjera, lo que ayudaría al país a salir de una suspensión de pagos y a aliviar a su economía en recesión por más de dos años.
Resolvimos una deuda imposible en la mayor crisis económica que se recuerde y en medio de la pandemia
se congratuló el presidente argentino Alberto Fernández.
El mandatario estimó que el acuerdo permitiría al país ahorrarse 33,000 millones de dólares de la deuda asumida en los próximos 10 años.
Entre los acreedores que aceptaron el acuerdo se destacan el Grupo Ad Hoc, el Comité de Acreedores de Argentina, y el Grupo de Tenedores de bonos Exchange, trío que se había asociado para oponerse a una oferta previa del gobierno, lo que provocó un estancamiento en las negociaciones y amenazaba la posibilidad de un eventual acuerdo.
La fecha límite para cerrar los detalles de la nueva propuesta está fijada para el 24 de agosto.
Argentina, uno de los principales productores mundiales de alimentos cayó en su novena suspensión de pago en mayo, mientras se encamina a una contracción económica estimada de cerca de 12% para 2020, en medio de la pandemia por COVID-19.
“Es algo que los principales grupos de bonistas puede aceptar”, dijo Graham Stock, estratega de mercados emergentes en BlueBay Asset Managment, quien consideró al igual que otros que el valor presente neto de la oferta fue de 54.8 centavos por dólar.
La situación económica en Argentina es muy desafiante y el foco clave para nosotros era asegurarse de que hubiera suficiente flujo de caja para el gobierno en el corto plazo para ayudarlo a lidiar con el coronavirus,
comentó Stock.
El riesgo país, medido por JP Morgan caía 120 unidades, mientras que el peso cotizado informalmente en la plaza cambiaria de Argentina subía 6.25% a 128 unidades para la venta y la Bolsa local escalaba más de 6%.
Negociación clave
Aunque Argentina perdió su acceso a los mercados internacionales hace ya dos años, lograr un acuerdo era clave para el país. Al concretarlo, se abriría la puerta a negociar un nuevo programa financiero con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tras el que suscribió en 2018 por 57,000 millones de dólares, de los que recibió 44,000 millones.
La deuda con el FMI “involucra mucho dinero en los próximos años. Llegar a un acuerdo con el organismo podría no ser tan fácil como parece, porque los técnicos del Fondo van a pedir un plan económico consistente, algo que hasta ahora no se ha presentado más que en línea muy generales”, dijo Matías Carugati, economista de la consultora Managment & Fit.
Argentina debe resolver además, la situación de la deuda emitida bajo legislación nacional, de unos 41,700 millones de dólares, con pagos diferidos hasta el 31 de diciembre de 2021, para la que el gobierno de Fernández ofreció condiciones equitativas a las que acuerde con los bonitas internacionales.
La deuda pública argentina totaliza 324,000 millones de dólares, cerca de 90% del PIB de esa nación.
La tercera economía más grande Latinoamérica cerró 2019 con una pobreza estimada en un 35% y una inflación de más del 50% anual.
“Resolviendo el tema de la deuda pública, el gobierno tacharía uno de los problemas de la agenda. Pero todavía le quedaría por atender la grave situación económica (…) y una situación social más preocupante”, comentó Carugati.
Con información de Reuters y AFP