Los famosos distritos rojos en los Países Bajos, en los que se permite la prostitución, y las ‘coffee shops’, donde se vende marihuana, aportan 2,500 millones de euros al año a la economía nacional, pero los cambios propuestos al Barrio Rojo de Ámsterdam ponen en peligro parte de ese ingreso.

Femke Halsema, la primera mujer alcaldesa de la capital, propuso colocar cortinas en los escaparates donde se exhiben las trabajadoras sexuales, como parte de una reforma de esta zona ampliamente visitada por turistas internacionales.

Los cambios son necesarios por las transformaciones sociales, dijo la alcaldesa, pues se ha registrado un incremento en la trata de blancas y el alza en el número de turistas que visitan el distrito rojo, donde utilizan sus teléfonos móviles para publicar fotografías de las mujeres, sin su conocimiento ni consentimiento.

De acuerdo con los últimos datos oficiales, la industria representaba alrededor del 0.4% del Producto Interno Bruto en 2014, es decir, superaba la aportación de la muy conocida industria de quesos holandesa.

Las luces rojas de los escaparates y las tiendas de sexo junto al canal del distrito de Wallen, cerca de la principal estación de trenes, son una de las mayores atracciones para los 18 millones de turistas que visitan cada año la mayor ciudad holandesa.

“Para muchos visitantes, las trabajadoras del sexo solo se han convertido en una atracción que mirar. En algunos casos esto se acompaña de un comportamiento perturbador y una actitud irrespetuosa para con las trabajadoras sexuales en los escaparates”, dijo la oficina de la alcaldesa en un comunicado.

“Al mismo tiempo, también ha habido un gran aumento de la prostitución sin licencia, clandestina”, añadió.

Una de las propuestas de la alcaldesa es que las cortinas de las ventanas de los burdeles se cierren, de manera que las “trabajadoras del sexo y su espacio de trabajo ya no son visibles desde la calle”, abunda el texto.

Otras propuestas incluyen desplazar algunas de los escaparates a otras áreas de la ciudad o cerrar todos los escaparates de la zona y montar un nuevo barrio rojo en otra parte.

Sin embargo, la ciudad también podría aumentar el número actual de 330 escaparates de los burdeles en el Barrio Rojo o crear un hotel donde trabajarían las prostitutas.

La alcaldesa se reunirá con trabajadoras, residentes y negocios locales durante este mes y el ayuntamiento de Ámsterdam discutirá sus propuestas en septiembre.

La prostitución fue legalizada en Holanda en 2000 y los trabajadores sexuales pueden registrarse en la cámara de comercio local y pagar el impuesto sobre la renta.

Unas 7,000 personas trabajan en este sector en Ámsterdam y alrededor del 75% provienen del este de Europa, según cifras oficiales.

La alcaldesa dijo que no tiene intención de buscar que se prohíba la prostitución.

“Legalizamos la prostitución porque pensamos que eso da a las mujeres la oportunidad de ser independientes”, afirmó. “Criminalizar la actividad, creo, hace a las mujeres más vulnerables”, reconoció.