La incertidumbre generada por las elecciones en los niveles federal, estatal y municipal impactó en la confianza tanto de los consumidores como de los empresarios durante mayo pasado.

De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 46.74 puntos en el quinto mes de 2024, el menor índice en los últimos siete meses.

Este resultado representó una caída mensual de 1% tras cuatro meses consecutivos con alzas; además, fue la disminución más pronunciada desde octubre de 2023 (1.44%).

La principal caída se dio en el rubro relacionado con la situación actual del país, pasando a 42.6 puntos desde 43.7 puntos previos, resultando en una disminución de 1.1 unidades. Es importante señalar que este retroceso es el más pronunciado desde junio de 2022, lo cual podría relacionarse con el entorno actual de las elecciones presidenciales 

mencionaron analistas de Monex en una nota.

Agregaron que la contracción del ICC también se relaciona con la debilidad registrada en la actividad económica del primer trimestre, pero expone que sorprendió la percepción positiva en la dinámica inflacionaria, considerando las persistentes presiones de los agropecuarios y servicios.

Retroceso de la confianza

Por el lado de la Iniciativa Privada (IP), mayo también significó un retroceso en su confianza, con las elecciones en puerta y la incertidumbre por la dirección que tomará el país.

El Indicador de Confianza Empresarial (ICE) se ubicó en 54.66 puntos, el menor nivel en los últimos 14 meses; además, tuvo una baja mensual de 0.55%, siendo el peor resultado en tres meses.


Los sectores del ICE son manufactura, servicios, comercio y construcción; este último tuvo el desplome más pronunciado, de 4.06%, después de dos meses al hilo con aumentos.

Dentro de la construcción, de sus cinco componentes, las mayores caídas mensuales se presentaron en el momento adecuado para invertir (5.92%) y la situación económica futura del país (5.84%).

Lo anterior, en línea con el pesimismo que persiste en cuanto si los nuevos gobiernos apostarán por la continuidad de grandes obras de infraestructura y si México está preparado para recibir inversiones derivadas de la relocalización de empresas.

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