A pesar de que Donald Trump ha insistido en sus planes de imponer aranceles a varios países –incluido México–, Santander consideró que es poco probable que se materialicen las tarifas del 20% y mayores medidas de deportación, dada la estrecha relación entre los dos países.
De acuerdo con un análisis de la institución financiera, la profunda interdependencia entre ambas economías, que ha aumentado en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), presenta barreras significativas para políticas proteccionistas.
Creemos que es poco probable que se materialicen posibles aranceles del 20% y mayores medidas de deportación, dada la estrecha relación entre los dos países,
aseguró el banco.
Los riesgos de los aranceles de Donald Trump
En este sentido, Santander advirtió que imponer aranceles a las importaciones mexicanas podría aumentar la inflación en los Estados Unidos, interrumpir las cadenas de suministro y aumentar la escasez de mano de obra.
Además, detalló que el sector automotriz, una piedra angular del comercio binacional, enfrentaría graves desafíos a los beneficios mutuos de las relaciones comerciales estables.
Si bien es probable que estos problemas sigan generando ruido político, las realidades económicas y los intereses compartidos entre los dos países sugieren que las leyes y regulaciones actuales se mantendrán.
El banco dijo que el enfoque de Trump respecto a los aranceles es parte de una política económica proteccionista más amplia, que cree que beneficiará a las industrias y los trabajadores estadounidenses.
Sin embargo, existe un debate en curso sobre las posibles repercusiones económicas, incluido el riesgo de aranceles de represalia de otros países; anuncio coincide con la próxima revisión del T-MEC de 2026, lo que agrega tensión a las relaciones comerciales de América del Norte.
Revisión del TMEC, el otro reto
Para Santander, con la próxima revisión del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) en 2026, la atención se está desplazando hacia los posibles conflictos que surjan de las recientes reformas y cambios estructurales en México.
El banco precisó que estos incluyen la eliminación de las agencias de supervisión regulatoria, las prohibiciones al maíz genéticamente modificado y las restricciones al fracking en las concesiones de agua y las limitaciones a la minería a cielo abierto.
De acuerdo con la institución financiera, varios de estos cambios pueden entrar en conflicto con las disposiciones del T-MEC, lo que creará una posible fricción durante el proceso de revisión.
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