Entre las acciones de los primeros 100 días de gobierno de Claudia Sheinbaum, la presidenta de la República Mexicana ya arrancó con la entrega de programas sociales, y cocina otras iniciativas como una beca universal para estudiantes de educación básica, con lo que el gasto social añade presión adicional a las finanzas del país y en las metas de reducción del déficit fiscal para el 2025.
Para 2025, México tendrá un gasto neto total de 9 billones 302,015 millones de pesos, según el Presupuesto de Egresos de la Federación aprobado para el Ejercicio Fiscal de 2025. Además, se prevé un déficit equivalente al 3.9% del Producto Interno Bruto (PIB), una reducción de dos puntos porcentuales desde niveles actuales.
Una parte sustancial del gasto, valorada en 835,705.5 millones de pesos, se iría a cumplir con dos decenas de programas prioritarios sociales, como las pensiones para adultos mayores, personas con discapacidad y las becas para estudiantes.
Asimismo, se integrarán al presupuesto partidas relacionadas con incentivos para el campo y para la producción de insumos prioritarios.
Ante los gastos previstos y las presiones por reducir el déficit público, activistas y opositores señalan el alto nivel de gasto social como uno de los ‘lastres’ del gobierno de Sheinbaum, que junto con los apoyos a Petróleos Mexicanos (Pemex) y los gastos para obras de infraestructura han deteriorado las expectativas para las finanzas públicas.
¿Cortar el gasto social es la alternativa para reducir el déficit?
De acuerdo con la directora senior de investigación del Milken Institute, Maggie Switek, es primordial que México reduzca el déficit fiscal, pero considera necesario ‘divorciar’ la idea de que el gasto social sería una manera adecuada para materializar los recortes públicos, pues hay otros factores que impactan.
Apoyar a las comunidades en un país como México tiene su importancia. Al mismo tiempo, deberían buscarse maneras para reducir el déficit, porque no es bueno tenerlo tan alto; quizás podría haber otras políticas que promuevan la eficiencia y tendrían que influir
dijo la especialista en entrevista con EL CEO.
Según la investigadora, experta en políticas públicas y bienestar económico, una manera de legitimar este tipo de apoyos sería a través de la presentación de datos y transparencia en la administración de los programas, así como su financiamiento.
Además de estudios sobre el impacto de un programa, que ayuden a que sean más eficientes en un futuro, indicó.
México, con menos gasto social
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), muestra que México es uno de los países con menor inversión en gasto social. Según los datos más actualizados –a 2022–, México invertía 7.4% de su Producto Interno Bruto en este sector.
En ese mismo año, Francia destinó el 31.6% de su PIB al gasto social, mientras que Italia utilizó el equivalente al 30.1% de su economía en ello, en tanto que el promedio para la OCDE se sitúa en el 21.1% del PIB.
México también gasta menos –en proporción– que otros países emergentes, pues Colombia utiliza el 15.2% del PIB o Turquía el 12.4%.
Inversiones en infraestructura promueven desarrollo
De acuerdo con Switek, las inversiones en infraestructura en sitios como el sur y sureste mexicano también pueden ayudar a que aterricen capitales en zonas donde no hay tantos desarrollos.
Aunque la investigadora recalcó que, finalmente, el mercado dictará dónde se asentarán las empresas, aunque sí puede influir con incentivos económicos en las decisiones de los empresarios, quienes suelen responder a ellos.
Uno de los retos de México es disminuir sus desigualdades interregionales. El área del sur de México todavía representa una gran oportunidad. Es un área que busca crecer
agregó la experta.
En el proyecto de gasto de Claudia Sheinbaum, todavía se contempla una erogación de 40,000 millones de pesos para terminar con el proyecto del Tren Maya; sumado a 25,000 millones de pesos para el Tren Interoceánico, ambos en la latitud sur del territorio nacional.
También puedes leer: