La volatilidad generada por el COVID-19 ha golpeado en particular a los mercados emergentes, como México, donde los capitales financieros, mejor conocidos como golondrinos, han optado por volar momentáneamente del país.

El mercado de dinero vio una salida de 5,525 millones de dólares, entre Cetes y bonos a más largo plazo, en el primer trimestre del año, la mayor cifra desde el segundo cuarto de 2016 cuando salieron 7,032 millones de dólares, en medio de las amenazas hacia México del entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.

Son sobre todo bonos que tenían los extranjeros, los vendieron, compraron dólares y se salieron del mercado. Seguramente en abril la salida será de otros 5,500 millones, el golpe en México fue entre marzo y abril

dijo Joel Martínez, director general de Visor Financiero.

El reporte de la balanza de pagos del segundo trimestre del año también muestra la salida de 175 millones de dólares del mercado accionario y de dinero, mientras que los inversionistas locales prefirieron colocar 1,321 millones de dólares en el extranjero, de acuerdo con las cifras de Banco de México.

No obstante, la cuenta de inversión en cartera consiguió un superávit de 1,269 millones de dólares.

A la incertidumbre generada por el nuevo coronavirus, también hay que sumarle la guerra de petroprecios desatada por Rusia y Arabia Saudita, a inicios de año, que consiguió asestar otro golpe a los mercados emergentes y productores de petróleo.

En este sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que entre el 20 de febrero y el 21 de mayo el mercado de deuda gubernamental de México vio una salida de alrededor de 12,500 millones de dólares por parte de inversionistas extranjeros, equivalente a 1.2% del Producto Interno Bruto (PIB).

De acuerdo con el FMI, el rendimiento que pagan los bonos a 10 años se amplió desde 132 puntos base a 434 puntos base, en su punto máximo el 28 de abril, aunque ya ha disminuido a 278 puntos para el soberano. Mientras que el de Pemex pasó a 768 puntos base después de alcanzar un máximo de 1,186.

La salida de capitales también aceleró la depreciación del peso frente al dólar que, en dicho periodo perdió 18.79% ante la divisa estadounidense, aunque la pérdida ya está por debajo del pico de depreciación de 25% que alcanzó.

“En mayo ya se ha estabilizado la tenencia de extranjeros y cuando dejan de vender empieza a aflojarse el tipo de cambio. Y ahora que regresen (a México) porque no hay rendimientos en el mundo van a empezar a bajar el tipo de cambio”, comentó Joel Martínez.

Lo anterior porque los países desarrollados como Estados Unidos y la región de la zona euro han inyectado billones de dólares en liquidez, que irán en búsqueda de rendimientos que no les ofrecen los mercados.