Si Claudia Sheinbaum y Donald Trump no logran alcanzar un acuerdo en su conversación telefónica de este jueves, lo más probable es que el gobierno mexicano presente el domingo en el Zócalo un plan de aranceles, principalmente enfocados en el sector agrícola en una primera fase, de acuerdo con analistas consultados por EL CEO.
El analista económico, Kristobal Meléndez, explicó que, dado el actual escenario y el desempeño del presidente de Estados Unidos, es factible que la administración de Sheinbaum opte por responder con medidas arancelarias.
Sumado a esto, el domingo es probable que se haga un llamado a un pacto nacional que fomente el consumo de productos mexicanos como una contramedida a los aranceles, similar a lo que hizo Canadá en su momento
señaló Meléndez.
Dicha estrategia, agregó, mitigaría el impacto económico al redirigir las ventas de empresas mexicanas afectadas por los aranceles hacia el mercado interno.
¿Qué aranceles aplicaría México?
Por su parte, el coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN), Ignacio Martínez Cortés, anticipó que los productos sujetos a represalias arancelarias serían principalmente agrícolas.
Lo que son uvas, naranjas, ciertas frutas que provienen de Estados Unidos. También alimentos enlatados, procesados, empaquetados. Estos productos no estarían incidiendo en precios en México de la canasta básica
prevé el especialista.
Según Martínez Cortés, la decisión de aplicar aranceles a estos bienes se debe a que son consumidos principalmente por personas de altos ingresos, y no por aquellos con salario mínimo.
“Productos agroindustriales llamados ‘aranceles espejo'”, añadió.
El académico también señaló que México evitaría imponer aranceles al gas natural debido a su alta dependencia de este insumo, así como a las gasolinas, ya que esto sí tendría un impacto directo en la canasta básica.
Fotoarte: Natalia Montiel
Los escenarios previstos por Moody’s Analytics
Por otro lado, Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, expuso en enero de 2025 los posibles escenarios que enfrentaría México en materia arancelaria.
El país, explicó, cuenta con varios mecanismos de defensa, entre ellos la represalia arancelaria en un esquema uno a uno, la depreciación competitiva del peso y una estrategia comercial reactiva.
Las dos primeras opciones tienen el potencial de agravar el conflicto comercial e incluso detonar una guerra tarifaria y cambiaria, mientras que una estrategia comercial bien ejecutada podría producir un resultado menos desfavorable para el país y de corta duración
señaló Coutiño en su momento.
Un plan integrado por dos fases; el a,b, c de la acción
Para hacer frente a la política arancelaria de Trump, México debe diseñar un plan estratégico que garantice un resultado más efectivo. Según Moody’s, esta estrategia constaría de dos fases ejecutadas en estricto orden: si la primera falla, se debe pasar inmediatamente a la segunda.
La primera fase se basa en el principio de que “la mejor batalla es aquella que se gana antes de que comience”. Esto significa que México debe apostar por una estrategia diplomática de alto nivel, con argumentos sólidos sobre los beneficios de un acuerdo comercial justo.
Para ello, sería crucial conformar un equipo de negociadores altamente capacitados, con profundo conocimiento en economía y comercio internacional.
El plan de emergencia
En caso de que esta estrategia falle, se activaría la segunda fase, en la que México debería responder de manera táctica a cada movimiento de Estados Unidos, evitando reaccionar de manera automática con medidas idénticas.
La clave de esta fase radicaría en la selección de productos estadounidenses estratégicos sobre los cuales imponer aranceles, priorizando aquellos altamente sensibles para la economía de Estados Unidos, “costosos y con potencial disruptivo en su cadena de suministro”.
México, según esta estrategia, debe analizar a fondo los productos más vulnerables para la economía estadounidense y estructurar su respuesta en función de una interdependencia estratégica. Es decir, “cada acción mexicana debería responder a los aranceles impuestos por Washington”, pero sin afectar sectores clave para la estabilidad interna.
Para minimizar el impacto inflacionario y evitar disrupciones en la industria nacional, la mejor respuesta sería aplicar aranceles selectivos en lugar de medidas generalizadas. Dichas tarifas estratégicos deberían ser equivalentes a los impuestos por Estados Unidos sobre los productos mexicanos.
Moody’s advierte que una selección cuidadosa de bienes estadounidenses sujetos a represalias arancelarias podría incluir productos agrícolas, semimanufacturados y ciertos insumos metálicos.
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