La fortaleza con la que cerró la economía mexicana el 2022 espantó, por el momento, el fantasma de la recesión, aunque diferentes factores como la elevada inflación, el ciclo alcista de la tasa de interés o los conflictos geopolíticos, hacen que no desaparezca.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el PIB de México aumentó 0.46% en último trimestre del 2022, que si bien representó el menor nivel en los últimos cinco trimestres, también significó hilar alzas en dicho periodo.

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A tasa anual, el crecimiento fue de 3.7%, consiguiendo siete trimestres consecutivos con ascensos; por lo anterior, se dio un incremento en todo el año de 3.1%.

Es más positivo que lo esperado a lo largo de todo el año, con la actividad no sólo resiliente, sino con una fortaleza notable en un contexto retador caracterizado por presiones inflacionarias, el apretamiento monetario, las continuas interrupciones en las cadenas de suministro y tensiones geopolíticas

destacó Banorte.

La fortaleza de la economía mexicana, añade, se centró en la construcción, beneficiada por una reducción en las presiones inflacionarias del sector, continuos esfuerzos en proyectos de infraestructura y la inversión relacionada con el nearshoring.

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Factores adicionales

También se observa la fortaleza económica del país a través del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), que creció 0.35% a tasa mensual durante diciembre del año pasado, el mejor resultado en los últimos tres meses.

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Además, a tasa anual el alza fue de 3.1%, logrando cinco meses seguidos con variaciones superiores a 3%.

Banorte cree que para este año el crecimiento adicional provendría de varios factores, entre ellos la resiliencia relativa de la demanda de Estados Unidos, apoyando las exportaciones y la industria local, junto con remesas solidas.

Así como la expansión de los programas de asistencia social y atención a proyectos federales de infraestructura y una derrama positiva de la implementación de inversiones relacionadas con el nearshoring.

Las expectativas generales de recesión se han moderado, lo que incluso ha provocado que las apuestas sobre la política monetaria indiquen que el apretamiento se mantendrá por más tiempo

agregó Banorte.

Claroscuros del 2023

Para Ve por Más (Bx+), la actividad económica en México y el mundo se desaceleró menos a lo previsto al cierre del 2022 y, aparentemente, al inicio de 2023, año en el que las inversiones asociadas al nearshoring y al T-MEC darían algo de resiliencia.

Sin embargo, mantiene la expectativa de una fuerte desaceleración del PIB este año, al agotarse el efecto reapertura y ante las consecuencias del apretamiento monetario mundial sincronizado.

Incluso, a nivel local y mundial, expone que persiste el riesgo de que la inflación tarde más a lo previsto en encaminarse sostenidamente hacia las metas de los bancos centrales, llevando a éstos a subir más las tasas de interés y a mantener una postura monetaria restrictiva por un tiempo considerable.

Ante la erosión del poder adquisitivo, elevados costos financieros y un contexto de incertidumbre, el consumo privado, la inversión fija bruta y la exportación exhibirán cada vez menor dinamismo

aseveró Bx+.

Catalizadores

En tanto, Monex aseguró que aunque el dinamismo ha disminuido frente a lo que se vivió en el primer semestre de 2022, hay catalizadores como el nearshoring o la resiliencia del consumo interno que modificarían el panorama.

No obstante, de momento mantenemos nuestra estimación de +0.6% para el PIB en 2023 ante la incertidumbre y el complejo ambiente de inflación y tasas de interés

concluyó el grupo financiero.