La economía mexicana enfrenta un panorama complicado. El crecimiento del primer trimestre deberá sortear algunos obstáculos que amenazan con convertirse en un freno, a lo cual se le suma la típica desaceleración del primer año de la nueva administración.

El primer trimestre pudiera ser el más complicado del 2019 como resultado de tres factores extraordinarios: la escasez de gasolina que sufrieron algunos estados, el paro de algunas maquiladoras en Matamoros, Tamaulipas, y los bloqueos de las vías férreas en Michoacán.

El costo por el bloqueo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores (CNT) tuvo un impacto económico tan solo para Grupo México Transportes de 10 millones de dólares.

Estos factores serán las nubes negras sobre el Producto Interno Bruto (PIB) de México, para el cual se espera un crecimiento de penas de 0.8% de enero a marzo, de acuerdo con proyecciones de Grupo Bursamétrica.

En el trimestre inmediato anterior, el PIB creció 1.9% real anual, según cifras oportunas del INEGI.

Otros indicadores se mantienen en la mira de los analistas, como la producción industrial. En diciembre se contrajo 2.5%, pero el que más atención capta es la Inversión Fija Bruta (IFB)

La IFB retrocedió 3.1% mensual en noviembre, la mayor baja desde abril de 2017, cuando retrocedió 4.4%, según las cifras desestacionalizadas.

Especialistas consultados coinciden en que la estrategia gubernamental tiene su foco en sanear las finanzas de Pemex, situación ante la que el resto de los sectores se sienten relegados respecto a su participación en la economía nacional.

El sector público es ahora el protagonista en todas las áreas de inversión, incluso en las que corresponden al sector privado. Un ejemplo es su programa para otorgar créditos a pymes, tarea que corresponde a la banca

dijo Carmen Alcibar, directora del área de análisis económico de Grupo Bursamétrica

Comentó que, en el corto plazo, el gobierno deberá considerar el incluir a la iniciativa privada para mejorar el panorama económico del país en áreas como manufactura e infraestructura, sobre todo para compensar la caída de 3.6% en la creación empleos del mes de diciembre.

Bank of America-Merril Lynch (BofA-ML) también advirtió sobre el pesimismo de algunos inversionistas, después de que Fitch Ratings bajó la calificación crediticia de Pemex a ‘BBB-’ desde ‘BBB+’ y la colocó apenas por encima del grado de especulación en enero pasado.

Una encuesta de Bofa-ML reveló que 68% de los inversionistas consultados en febrero estiman que México perdería su grado de inversión en los siguientes años, frente al 41% de enero. En particular, prevén una degradación en 2021.

Pese a los nubarrones, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene el respaldo de los mexicanos, lo que se ve reflejado en el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) que tuvo un avance anual de 31% en enero.

El escudo de los programas sociales

En medio de este escenario, los programas sociales del gobierno de López Obrador lucen como la luz al final del túnel. Los programas podrían ser un amortiguador que permitirá rescatar el ritmo de crecimiento hacia finales de año, de acuerdo con un análisis de Capital Economics.

En un reporte Edward Glossop, analista de Capital Economics, indica que la desaceleración de la inflación ayudaría a aumentar los ingresos reales, lo que puede apoyar el crecimiento en los sectores de consumo.  En enero la inflación se desaceleró a 4.37%, la menor tasa en dos años.

Los analistas consultados comentaron que los beneficios de los programas sociales tendrán efectos divergentes dado los sectores que se vean apoyados, en especial el sector de vivienda.

“Es un dato porque vamos a determinar si las actuales empresas que participan en el sector de desarrollo de vivienda pudieran ser beneficiadas o impactadas por el proyecto que lance el gobierno. Aún faltan definir políticas para conocer el balance de resultados”, dijo Armando Rodríguez, gerente de análisis bursátil de Signum Research.