Este 1 de febrero será la fecha determinante para el futuro de la economía de México en el corto y, tal vez, mediano plazo, ya que será cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, oficialice su amenaza de imponer aranceles de 25% a los productos de México y Canadá, y de 10% a las mercancías de China y la Unión Europea.
Aunque los analistas ya han dado por sentado que los aranceles se implementarán, persisten las dudas sobre las mercancías que serán acreedoras al gravamen y el tiempo en el que estará vigente la medida, factores que serán determinantes para definir la afectación que tendrán en la economía de México.
De acuerdo con un análisis de HR Ratings, el Producto Interno Bruto (PIB) del país podría registrar un crecimiento nulo en 2025, lo que contrastaría con la estimación de 1.3% previa, si es que la medida durara todo el año, mientras que el sector más afectado sería el manufacturero, como resultado de la desaceleración en las exportaciones.
También prevé que en caso de que el gravamen se aplicara a todos los productos, éste sería una medida temporal por el daño que haría tanto a la economía mexicana como a la estadounidense. Aunque si esto conllevara a la renegociación del tratado entre los tres países de Norteamérica (T-MEC) en 2026, tendría consecuencias negativas para México en el largo plazo.
Escenario más catastrófico para la economía de México
HR Ratings señaló que además del alcance y la temporalidad de los aranceles, otro factor importante será si México decide imponer tarifas en la misma proporción a los productos que se importan de Estados Unidos.
Al considerar estos puntos, el escenario más catastrófico sería que Estados Unidos decidiera imponer aranceles del 25% a todos los productos provenientes de México de manera permanente. México, por su parte, podrá optar por establecer una medida similar en contra de las mercancías estadounidenses o no responder con tarifas, aunque podría tomar represalias en otros frentes, como la migración.
Aunque México decidiera no establecer aranceles, no se podría evitar un aumento en los precios de los todos los productos mexicanos que se consumen en la Unión Americana, lo que llevaría a un alza en la inflación, aunque no sería del 25%, porque parte del costo inicial sería absorbido por las empresas.
Para México, este escenario se traduciría en menores exportaciones, principalmente del sector manufacturero y particularmente de la industria automotriz, debido a que el 35% de toda la manufactura que se exporta a la Unión Americana son productos automotores.
A mediano plazo habría una disminución en las transacciones comerciales entre ambos socios, lo que terminaría perjudicando a los dos países. Actualmente, México es el principal socio comercial de Estados Unidos, representando el 15.4% de las importaciones y superando a China y a Canadá.
Mientras que Estados Unidos también es el principal socio comercial de México, ya que alrededor del 80% de las exportaciones nacionales van dirigidas a territorio estadounidense.
Aranceles temporales
Un segundo escenario sería que se impusieran aranceles del 25% a todos los productos mexicanos, pero solo por un par de meses. HR Ratings considera que de ser el caso el impacto sería mucho menos adverso para ambas economías, sin afectación directa a la inflación estadounidense, ya que los empresarios locales optarían por absorber los costos y sacarificar sus ganancias por un par de meses.
Las exportaciones mexicanas tampoco se verían tan perjudicadas, debido a que las empresas estadounidenses no tendrían que buscar un nuevo proveedor.
En el tercer escenario, el menos perjudicial, es que impongan aranceles del 25% a un número reducido de productos, lo que podría generar una afectación incluso menor si se enfocan en mercancías no prioritarias en las cadenas de producción de ambos países.
Tras analizar los tres escenarios, resulta evidente que lo más conveniente para ambas economías sería lograr un acuerdo antes del 1 de febrero para evitar la entrada de aranceles
concluye el análisis.
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