La pandemia de COVID-19 dejará severos estragos económico en América latina, pues se estima que el número de personas desocupadas se incremente en 11.5 millones durante el 2020. 

En 2019, la tasa de desempleo de América Latina se situó en 8.1%, es decir, había 26.14 millones de personas desempleadas, tasa que crecerá a 11.5% al cierre del 2020, de acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo.  

El informe ‘El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por COVID-19’ destaca que se incorporarán al desempleo 11,571,440 personas, debido al impacto que tienen en las industrias las medias de distanciamiento social. 

Los sectores en alto riesgo por pérdida de empleo son el comercio, reparación de vehículos, industrias manufactureras, actividades de alojamiento, servicios de comidas, actividades inmobiliarias y servicios administrativos. 

En riesgo medio-alto identifican aquellos relacionados con el transporte y almacenamiento, información y comunicaciones, arte, entretenimiento y recreación. En riesgo medio: mineria, actividades financieras y construcción.  

Asimismo, con la pérdida de empleos se espera también un decremento en los ingresos. En consecuencia, un mayor número de personas caerán en condiciones de pobreza, pues en un escenario de desempleo de 11.5% y con la reducción del PIB de la región estimada en 5.3%, habrá casi 30 millones de personas más en situación de pobreza, pues se espera es un deterioro en los estratos de ingresos medios.  

“23.8 millones de personas que pertenecían a estratos bajos no pobres caerían en pobreza, mientras que 16.7 millones de personas de los estratos medios-bajos pasarían a pertenecer a estratos bajos” indica el informe. 

Así, la proporción de personas en situación de pobreza extrema puede pasar de 67 a 88 millones de personas en la región, mientras que habrá un millón más de personas de ingresos altos. 

Ante ello, proponen un ingreso básico de emergencia “equivalente a una línea de pobreza (143 dólares de 2010) durante seis meses para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares” . 

Además, se sugiere focalizar la atención en los grupos vulnerables como: migrantes en situación no regularizada, trabajadoras del hogar, cuidadores/as de personas mayores, trabajadores asalariados e independientes informales que se desempeñen en los sectores de alto riesgo y en los trabajadores de la salud.