El Inegi publicó esta semana los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020, el ejercicio estadístico más importante del Instituto.

Los resultados de este año muestran, además de la dinámica de crecimiento poblacional, y la relevancia que está cobrando la tecnología tanto en los hogares como en el proceso de levantamiento de información.

En el levantamiento estadístico del Censo número 14 desde la creación del Inegi, las tecnologías cobraron un valor muy significativo: este fue el primer ejercicio en el que se utilizaron dispositivos de cómputo móviles como medio de captación principal, además de recibir información vía internet y telefónica, como métodos complementarios, en parte por la posibilidad tecnológica, pero también por la contingencia sanitaria por COVID-19.

El ejercicio que hace el Inegi cada 10 años es considerado información estratégica y de uso obligatorio para la federación, los gobiernos estatales y locales, pues brinda elementos para generar política pública.

Pero la relevancia de este tipo de información no surgió en épocas recientes. Desde hace cientos de años, los gobiernos han utilizado información demográfica para tomar decisiones.

Entre los primeros recuentos poblacionales de los que se tiene registro está uno que data del año 1116, cuando arribó al Valle de México la segunda migración de las tribus chichimecas. De acuerdo con la información del Inegi, en ese año el rey Xólotl ordenó censar a todos sus súbditos.

Para ello, cada persona debía tirar una piedra en un montón que se denominó Nepohualco, palabra en náhuatl que es traducida como “sitio de cuenta y número. Sitio donde se guarda aquello que debe ser recordado, humano o divino”. El conteo arrojó que había 3.2 millones de personas.

Durante el imperio azteca se realizaban registros de las provincias y pueblos, para llevar control del pago de tributos. Durante la Colonia, también se realizaron conteos aunque no hay registro de ellos, pues se consideraban secreto de estado.

Del que sí hay registro es del primer Censo de Población de la Nueva España, realizado entre 1790 y 1791, que estuvo a cargo del Segundo Conde de Revillagigedo.

El documento se encuentra digitalizado y libre de consulta ya que la Dirección General de Estadística lo recuperó en 1977. Entre sus resultados destaca la población contabilizada en 4.63 millones de habitantes.

También cuenta con un mapa de la Nueva España, en donde se observa, por ejemplo, la ausencia de estados como Colima, Aguascalientes y Guerrero, entre otros.

En 1882, nació la Dirección General de Estadística, instancia precursora del Inegi. Cuando se expidió su reglamento al año siguiente, se estipuló que el censo se realizara cada 10 años.

El primer censo de la era moderna fue el de 1895 y el principal cambio es que la encuesta se hizo en las casas, mientras que antes se tomaba la información en puntos distintos. Además, consideró a los residentes ausentes.

Desde entonces, el Inegi ha realizado 14 ejercicios cada 10 años sin falta, con excepción de 1920, a causa de la Revolución Mexicana que llevó a que ese censo se realizara hasta 1921.