Inicialmente, el 31 de agosto de 2025 iba a ser la fecha en que Claudia Sheinbaum mandaría al “basurero de la historia” a siete “incómodos” ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sin embargo, todo indica que desde Palacio Nacional ha salido la orden de reducir a seis el grupo de indeseados: la excepción será Alberto Pérez Dayán, cuyo voto decisivo ayudó a avalar la polémica Reforma Judicial que tendrá su momento cumbre el próximo 1 de junio, con la elección de jueces, magistrados y ministros.
En consecuencia, el premio para Pérez Dayán no sólo es dejar de ser un ministro incómodo para la 4T, o incluso que no se le investigue o persiga por sus decisiones como juzgador; además, por escandaloso que parezca, al ministro que varias veces denostó al gobierno de López Obrador está a punto de concedérsele una embajada en el extranjero.
Pérez Dayán, los motivos del premio
Según fuentes diplomáticas, Pérez Dayan tendrá un el premio de consolación la embajada España. Actualmente, Quirino Díaz Ordaz, un exgobernador de la oposición cuyos servicios a la llamada 4T también fueron recompensados con un encargo dentro de la diplomacia mexicana, ocupa ese puesto.
–Amor con amor se paga– solía decir el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Precisamente, las críticas que Pérez Dayán hacía a las reformas del expresidente tabasqueño cambiaron radicalmente el 6 de noviembre de 2024. En esa fecha, el ministro decidió romper el quórum dentro del “bloque opositor” de la SCJN, justo en el momento en que el Alto Tribunal tenía la responsabilidad histórica de pronunciarse sobre la constitucionalidad de la Reforma Judicial.
Pero no fue la única ocasión en que Pérez Dayán decidió congraciarse tanto con López Obrador y Sheinbaum. Al darle la vuelta a su independencia y para congraciarse con la 4T, el ministro se encargó de atacar a los adversarios del gobierno como sucedió con el caso de Elektra; lo mismo sucedió con iberdrola, Enel Green Power, Saavi Energía y otras empresas, quienes han solicitado amparos indirectos contra la política fiscal y energética del gobierno.
El resultado es conocido: de ministro incómodo, e incluso vilipendiado en varias ocasiones, pasó a ser un aliado silencioso de Palacio Nacional.
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