México se guardó el abecedario de planes para responder a los aranceles de Estados Unidos que entraron en vigor esta semana para el acero y aluminio, una medida que parece le dará un respiro a la economía mexicana que enfrenta un periodo de franca desaceleración.
Bajo la idea de que en una guerra arancelaria nadie resulta vencedor, el gobierno federal optó por la mesura y mantener el diálogo con sus contrapartes e iniciar la evaluación del impacto con diversas industrias involucradas que operan en México.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, prevé que a “México le irá mejor que a otros países” y por lo mientras el Plan A, el Plan B, o el Plan C contra los aranceles tendrá que esperar.
Hay muchas medidas que se pueden tomar, pero no las vamos a tomar intempestivamente
explicó Ebrard Casaubón.
La postura de aguantar es bien vista por analistas, pues se evita un escalamiento en las tensiones comerciales y que incluso el presidente Donald Trump reaccione como lo hizo con Europa y amenazar con aumentar a 200% los aranceles a productos como el vino y el champán.
Por lo mientras, el impacto por los aranceles al acero y aluminio parece que México puede soportarlo, aunque sectores como el automotriz, aeroespacial y la construcción pueden verse afectados en caso de persistir, dijo a EL CEO, David Lati, CRO de Logística de México.
Otro punto que vemos es la inestabilidad debido a los cambios constantes que está viviendo las relaciones comerciales lo que podría generar un clima de incertidumbre
dijo Lati.
Aguantar aranceles da respiro a la economía
A la vista de cómo puede reaccionar el presidente Donald Trump, la economía mexicana esquivó mayores represalias.
Para poner en contexto, en junio del 2018, durante el primer mandato del republicano, impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio, y México respondió con aranceles de entre 20 y 25% a productos como el queso y el whisky tipo Bourbon, pero en aquella ocasión Trump no escaló en sus amenazas, lo que ahora sí podría haber hecho.
Estuvo bien la estrategia de esperar sobre todo porque para México las exportaciones hacia Estados Unidos representan una gran parte del PIB, el 26% (…) entonces poner represalias a diestra y siniestra, solamente hubiera ocasionado mayores presiones inflacionarias en México
dijo la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller.
Lati de Logística de México dijo que es una postura de cautela y pragmatismo, por lo que, desde su perspectiva, se buscó evitar una escalada de tensiones comerciales y priorizar el diálogo.
Esta postura parece orientada a proteger la integración económica entre ambos países, que es muy alta, y a minimizar el impacto en nuestra economía
añadió el especialista.
¿Cómo puede responder México?
La clave será el 2 de abril cuando Estados Unidos aplique ‘aranceles recíprocos’ a todos los países; sin embargo, se espera que no apliquen para México por la existencia del T-MEC.
Para la entrada de esos aranceles, Estados Unidos analizará producto por producto y país por país cuál es la tasa arancelaria que le cobran a las importaciones desde Estados Unidos y ellos la van a comparar con la tasa que Estados Unidos le cobra, dijo el director general del Grupo de Asesores en Economía y Administración Pública (GAEAP), Alejandro Gómez Tamez.
Desde la Coparmex consideraron que una eventual respuesta de aranceles por parte de México debe ser cautelosa.
Se debe tener mucho cuidado para no darnos un balazo en el pie, porque el tamaño de la economía de México comparada con la de Estados Unidos, no es el mismo. En el marco del T-MEC es contradictorio, pero es una realidad. Entonces es bueno esperar la estrategia
dijo el presidente de la Coparmex, Juan José Sierra Álvarez.
Lati recomendó que México evite imponer aranceles, pero en caso de que no haya flexibilidad de Estados Unidos “se debe seleccionar productos estratégicos que minimicen el impacto en los consumidores mexicanos”.
Siller consideró que lo mejor sería poner aranceles de represalia a productos específicos que generen cierto dolor sobre grupos que pueden ejercer presión sobre Trump, pero hasta el 2 de abril.
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