En julio de 2024, cerca de 80 costureras de la mítica fábrica Yale, ubicada al oriente de la Ciudad de México, fueron notificadas de la reubicación —o baja— por la caída en las ventas de sus pantalones vaqueros. La decisión de la empresa que, por más de 70 años ha vestido a generaciones de mexicanos, representó otro episodio de la prolongada agonía que padece la industria textil nacional.
A algunas costureras las cambiaron de área, pero hubo otras que tenían 25 años trabajando en el pantalón vaquero, y al verse afectadas por el cambio terminaron renunciado,
dice en entrevista ‘Aurora’, una de las costureras de Yale —cuyo nombre omitimos por temor al despido—, y quien asegura que este febrero nuevamente volvió la producción de mezclilla, pero con menos de la mitad de personal.
La empleada agrega que la baja producción ocurrió por la presencia de plataformas chinas como Temu, Shein o AliExpress, que han invadido el mercado textil mexicano. “Es por los productos chinos —añade ‘Aurora’—, en precios no se compite. La gente a veces prefiere pagar por pantalones de 150 o 100 pesos, que sabes que te van a durar poco… a pagar 300 pesos”.
Pero no es la única empresa que atraviesa la invasión china. Un análisis de EL CEO detectó que la industria y acabados de textiles nacionales ha tenido 28 caídas consecutivas en los últimos dos años. Particularmente, la producción de prendas de vestir cayó en los últimos 25 meses, de acuerdo con datos ajustados por la estacionalidad del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi).
Pérdida de empleos en la industria
La crisis ha representado el cierre de empresas y miles de despidos, principalmente costureras, pues en 2022, dicha industria registró más de 519,000 trabajadores, que representa el 6.5% de las industrias manufactureras; se destaca que el 54% son ocupados por mujeres, de acuerdo con un estudio de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex).
Y mientras la producción textil mexicana cae, las importaciones de prendas de vestir mostraron un repunte de 29.6%, equivalente a 208.8 millones de dólares, según el Inegi.
Entre noviembre de 2023 y noviembre de 2024, hubo una disminución de 15,851 personas en la fabricación de prendas de vestir. Además hay 4,387 menos trabajadores en la fabricación de insumos y acabado de textiles, de acuerdo con la encuesta mensual de la industria manufacturera elaborada por el Inegi.
En tanto, entre enero y noviembre de 2024, las importaciones registraron un ingreso de 9,203 millones de dólares. Y muchos de esos productos, provenientes de Asia.
Tal es su efecto que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha impuesto un arancel del 19% a estas mercancías, adicionalmente a un impuesto de protección de 35% sólo a prendas de vestir importadas. Sin embargo, plataformas como Shein o Temu han respondido a través de agresivas campañas de descuentos para mantener a sus clientes, así como su preferencia entre las nuevas generaciones de consumidores.
¿Las marcas mexicanas pueden resistir los embates?
Gerardo Ulloa Vázquez, productor de la línea de ropa urbana Momoney, fue testigo del declive textilero. En entrevista con EL CEO confiesa que, de seguir la tendencia con la ropa china, sólo podrá resistir el embate cuatro meses más, de lo contrario, se verá obligado a cerrar su negocio.
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“El año pasado (2024) fue el más pesado, recuerdo que iniciaron muy fuerte las campañas de Shein. (…) El 99% de personas que conozco que se dedican a esto han tenido muchos problemas, o sea, problemas fatales. A nosotros nos cambió de la noche a la mañana, ayer estábamos bien, hoy ya no”, detalla Ulloa.
Entre enero y julio del 2024 se perdieron 20,000 puestos de trabajo en esta industria, reportó la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive). Mientras en 2023, esta organización detectó que entraron al país un millón de paquetes de plataformas de comercio electrónico como Shein, Temu o Alibaba.
Ulloa Vázquez, originario de Guadalajara, explica que, en esa ciudad, la industria pensó que se iba a reponer en algún momento, pero no ha sucedido; por el contrario, con la crisis de una planta se arrastran a otras, como le pasó su proveedora Dixie Clothing Co. S.A. de C.V., que cerró su planta de 1,000 metros cuadrados, que ahora rentan a un negocio de café.
Cerrar también significa la pérdida de patrimonio: “Para cerrar necesitas dinero. O sea, no es que ya mañana no vengo y ya. A no ser que te mueras, porque si te propones cerrar con todas las de la ley, tienes que liquidar. Imagínate ya liquidar 39, 40 personas, más el mobiliario. Para cerrar necesitas tres, cuatro o cinco meses de tu producción”, comenta Gerardo Ulloa.
Tantas mercancías chinas que no caben
La situación en la ciudad de Guadalajara es tan grave que, en junio de 2022, la Agencia Nacional de Aduanas de México emitió un documento donde reportó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que, el 22% de sus más de 6,000 metros cúbicos de almacenamiento estaban ocupados por mercancías abandonadas provenientes de plataformas de e-commerce.
Estos documentos forman parte de la filtración Guacamaya Leaks, donde se detalla que los funcionarios de la ANAM propusieron al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) llevar esas mercancías a sus bodegas.
Según la base de datos consultada por EL CEO, las mercancías incluyen ropa y textiles, además de herramientas, electrónicos, autopartes y hasta bebidas alcohólicas.
Por su parte, el Indep respondió a la ANAM que sólo podía llevarse lo que estaba listado en los “Tianguis del Bienestar”, que incluye artículos como telas, ropa, calzado, juguetes, utensilios y herramientas que son donados a la población de 70 municipios en situación de pobreza extrema. Es decir: algunos artículos de industria china —y que fueron abandonados en aduanas— quedaron en manos de las personas más pobres de México.
La oleada de Temu, SHEIN y AliExpress
Los gigantes del comercio electrónico asiático ya tienen una presencia notable en el mercado mexicano, si bien el primer lugar lo ocupa la estadounidense Amazon con 63% así como Mercado Libre con 57%; la tercera posición se la lleva Temu con 39%, Shein con 33% y AliExpress con 24%, según datos de Statista reportados anteriormente por EL CEO.
“Estamos inundados de mercancía china en México, y tenemos que resolver ese problema”, declaró en octubre pasado Rafael Zaga, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaitex).
Pero la situación no siempre fue así: la industria textil en México vivió un periodo de esplendor tras la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, también conocido como el TLCAN.
En este lapso comprendido entre los años 1995 a 2000, el Producto Interno Bruto (PIB) de la industria textil y de la confección registró un crecimiento de 30.43% al pasar de 107,721 millones de pesos a 140,502 millones de pesos, de acuerdo con información del Inegi.
Sin embargo, la llegada comercial de los chinos a México representó su lastre para todo el sector. En 2001, año en el que China se unió a la Organización Mundial del Comercio (OMC), el dinamismo textilero comenzó a reducirse hasta los 131,395 millones de pesos mientras que para 2019 registró 115,750 millones de pesos.
De acuerdo con Dafne Viramontes, subdirectora de Normatividad Estadística del Inegi y presidenta del Colegio de Economistas de Aguascalientes, la popularidad de las plataformas Shein y Temu es resultado de ofrecer a los consumidores productos de más bajo costo.
“Se venden productos textiles, se vende ropa por debajo de los precios de mercado. También incluyen otros componentes como el tema de la moda”, señala en entrevista con EL CEO.
El sector mantiene la esperanza
Rafael Zaga, presidente de Canaitex, dice en entrevista para EL CEO que con el gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, la industria ha tenido reuniones de alto nivel para buscar soluciones a la crisis en el sector, las cuales se han sumado al Plan México.
Uno de los primeros resultados concretos fue el arancel del 19% a productos de plataformas como Shein y Temu; sumado el impuesto del 35% a mercancías confeccionadas. Otro paso ha sido el relanzamiento de la marca “Hecho en México”, implementado por el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto durante la primera administración de Donald Trump, quien amagó con cancelar el TLCAN.
“La marca Hecho en México es sinónimo de calidad y competitividad a nivel internacional. En la industria significa que cuando compras una prenda, la calidad viene desde el campo de algodón en Chihuahua o Tamaulipas”, comenta Rafael Zaga.
Por su parte, Dafne Viramontes del Inegi explica que estos aranceles crearán un ambiente más competitivo en el sector y dará mayores oportunidades a los fabricantes locales ya que, además, la medida no solo afectará a las empresas de origen chino sino también la española Inditex, el rey indiscutible del fast fashion propiedad del multimillonario Amancio Ortega.
“Los precios de los productos mexicanos van a ser más competitivos en comparación con los que vienen principalmente de China”, menciona Viramontes.
La industria lista para volver al ruedo
Por su parte, Zaga, presidente de Canaitex, asegura que la industria está lista para regresar al ruedo y dar pelea, incluido posicionarse en el comercio electrónico. Sin embargo, es un camino sinuoso, pues en el mes de julio de 2024, empresas como Liverpool solamente contaba con 5.8 millones de usuarios activos y Coppel 3.1 millones.
En contraste, Temu tuvo 16.8 millones de usuarios activos ese mes, Shein 11.9 millones y AliExpress 11.1 millones de personas interactuando en sus plataformas.
Finalmente, a la crisis se suma que cada vez hay menos personas jóvenes interesadas en aprender costura. “Casi las personas que solicitan empleo son mayores, ya casi nadie quiere aprender este oficio”, comenta ‘Aurora’, trabajadora de Yale México.
Y mientras el tiempo pasa, la industria textil mexicana continúa luchando para no desaparecer.
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