El sector inmobiliario mexicano experimentará una transformación significativa en el año 2025, impulsada por tres tendencias clave: la creciente demanda de arrendamiento de tierras ejidales para proyectos turísticos, la inversión en remates hipotecarios como una estrategia de adquisición de propiedades, y la popularización de modelos de propiedad compartida o fraccionada.
Según Gustavo Felipe Tomé Velázquez, experto en el sector, estos tres modelos de negocio impulsan la dinámica del mercado y fomentan un enfoque sostenible y colaborativo, beneficiando a todos los actores involucrados.
En primer lugar, Tomé Velázquez explica que modelos como el arrendamiento de tierras ejidales para el desarrollo de proyectos turísticos, permite a inversionistas aprovechar espacios naturales de alto valor cultural y ecológico mientras se fomenta el desarrollo económico.
Es una forma de generar riqueza de manera sostenible, garantizando que las comunidades sean partícipes de los beneficios que traen consigo estas inversiones,
señala Tomé Velázquez.
Dicho modelo de negocios impulsa proyectos turísticos que no solo atraen el flujo de visitantes, sino también refuerzan el compromiso del sector inmobiliario con la preservación ambiental y el bienestar social.
Otras tendencias inmobiliarias en auge
Los remates hipotecarios, forman parte de las tendencias inmobiliarias que se desarrollan en México, ya que permiten a los compradores adquirir propiedades a precios competitivos, con ello se favorece a aquellos interesados en adquirir una vivienda o diversificar su portafolio, señala Gustavo Felipe Tomé Velázquez.
Este enfoque dinamiza el mercado inmobiliario al dar salida en el mercado a inmuebles que de otra manera permanecerán inactivos, convirtiéndose en una herramienta para revitalizar a la industria.
Igualmente, el modelo de propiedades compartidas o fraccionadas está ganando popularidad, ya que permite a múltiples copropietarios, dividir los costos de adquisición y mantenimiento de un inmueble.
Es una alternativa que abre las puertas del mercado inmobiliario a una mayor cantidad de personas, haciendo que la inversión sea más accesible y colaborativa
finaliza Tomé Velázquez.
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