El fabricante de baterías sueco, Northvolt, y algunas de sus subsidiarias presentaron una solicitud de bancarrota bajo el Capítulo 11 en el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos para el Distrito Sur de Texas, esto con el objetivo de evitar la quiebra y reestructurar su deuda para seguir operando.

A través de un comunicado, la empresa señaló que como parte de su reestructura buscará redefinir el alcance de su negocio y priorizará los compromisos con sus clientes, para adaptarse a los nuevo requerimientos de la industria. Además indicó que seguirá realizando entregas y cumplirá con sus obligaciones con proveedores críticos y el pago de salarios a empleados.

Este proceso permitirá a Northvolt acceder a nuevas fuentes de financiamiento, incluidos aproximadamente 145 millones de dólares en garantías en efectivo. Además, uno de los clientes actuales de Northvolt se ha comprometido a proporcionar 100 millones de dólares para apoyar las operaciones comerciales

detalló la compañía en el documento.

Fábricas de Northvolt seguirán operando de manera normal

La principal fábrica de baterías y el laboratorio de la empresa, ubicados en Skellefteå y Västerås, Suecia, respectivamente, seguirán en funcionamiento. Asimismo, las operaciones en Alemania y Canadá se financian por separado, por lo que seguirán funcionando como de costumbre fuera del proceso de quiebra del Capítulo 11.

A pesar de los desafíos a corto plazo, esta acción para fortalecer nuestra estructura de capital nos permitirá captar la demanda continua del mercado de electrificación de vehículos. Asimismo, estamos satisfechos por el sólido apoyo que hemos recibido de nuestros prestamistas actuales y de nuestros clientes

declaró Tom Johnstone, presidente interino del directorio.

Se prevé que el proceso de reestructuración finalice en el primer trimestre de 2025.

La crisis de la industria automotriz

Northvolt podría ser la última víctima de la crisis que enfrenta la industria automotriz, principalmente en el segmento de los autos eléctricos. El incremento de la competencia, particularmente de unidades chinas, así como una demanda menor a la prevista ha retraso los planes de las automotrices tradicionales para su transición energética.

Esto ha llevado a que compañías como Nissan, Volkswagen, Stellantis y Ford no sólo estén retrasando la puesta en marcha de nuevas líneas de producción, sino que también han anunciado recortes en diferentes áreas.

Incluso firmas que nacieron con un enfoque hacia el mercado de los autos eléctricos, como es el caso de Tesla o BYD, siguen enfrentando grandes desafíos para lograr los crecimientos esperados y colocar su inventario.

La afectación no se reduce a las armadoras, sino que se ha expandido a los proveedores de autopartes, como es el caso de las baterías y de otros suministros. Este viernes Bosch, que fabrica desde bujías hasta software automotriz, dio a conocer que está planeando suprimir 5,500 puestos de trabajo en todo el mundo, especialmente en Alemania, a la par que se propagan los problemas de la industria automotriz a través de toda la cadena de suministro.

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