Independientemente de quién gane las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, México debe redefinir su relación bilateral, particularmente en los ámbitos económico y comercial, consideró el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM.
A partir de la publicación del análisis, México debe implementar una política de Estado hacia la Casa Blanca, el coordinador de LACEN, José Ignacio Martínez Cortés, explicó que las políticas de los dos candidatos, tanto el de Donald Trump como el de Kamala Harris, “representan” una amenaza clara para sectores clave de la economía mexicana.
En el caso de Trump, las propuestas incluyen la construcción de un muro fronterizo, la expulsión de migrantes y una política comercial restrictiva que busca recuperar la industria automotriz estadounidense.
Según LACEN, estas medidas podrían afectar directamente a la manufactura mexicana, especialmente a las exportaciones de vehículos, textiles y productos agroindustriales, industrias que dependen en gran medida del acceso al mercado estadounidense.
Por su parte, Kamala Harris ha propuesto reforzar el nacionalismo económico mediante la ley ‘Buy American’, una medida que, de aprobarse, dificultaría la competencia de productos mexicanos en el mercado de Estados Unidos.
Además, en la revisión del T-MEC, Harris ha adelantado su interés en impulsar revisiones más estrictas en la resolución de controversias y en establecer restricciones adicionales en sectores estratégicos para México, como la energía y la industria automotriz.
En ese sentido, “la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) prevista para 2026, que coincidirá con una probable ola de proteccionismo económico, podría ser un parteaguas en la relación bilateral”.
“Tanto el expresidente Donald Trump, en su intento de retornar al poder, como Kamala Harris, la posible candidata demócrata, han expresado sus intenciones de llevar a cabo políticas que podrían desfavorecer los intereses de México”, explicó el académico.
Áreas de oportunidad para México en la nueva relación con Estados Unidos
Ante este panorama, LACEN enfatiza la necesidad de que México adopte una política de Estado que no se limite a reaccionar ante los cambios en Estados Unidos, sino que plantee una estrategia sólida e integral que aborde los intereses de ambos países.
Este enfoque permitiría a México negociar de manera más equilibrada y disminuir la vulnerabilidad ante políticas proteccionistas.
Según el análisis de LACEN, uno de los principales puntos de oportunidad es impulsar la atracción de inversiones en tecnología y manufactura avanzada, especialmente en sectores como los semiconductores y las energías renovables, que están en auge debido a la transición energética global.
La ubicación geográfica de México y su proximidad al mercado estadounidense representan ventajas competitivas que deben ser explotadas para reducir la dependencia de importaciones y fortalecer la cadena de suministro local.
Asimismo, LACEN sugiere que México busque diversificar sus relaciones comerciales, no solo en términos de exportaciones, sino también en la atracción de inversión extranjera directa.
Esto podría lograrse a través de alianzas con países fuera de América del Norte, especialmente en Asia y Europa, donde las economías están buscando nuevos socios comerciales debido a las tensiones comerciales con China.
La región del sureste mexicano, donde se planea el desarrollo de proyectos de infraestructura y energía, se perfila como un área clave para captar inversiones que permitan desarrollar el mercado interno y equilibrar el crecimiento económico.
Evitar la subordinación y construir una política de Estado
“Otro error histórico en la relación” entre México y Estados Unidos, de acuerdo con LACEN ha sido el abordaje fragmentado de temas bilaterales como el narcotráfico, la seguridad, la migración y el comercio.
En lugar de una política de Estado integral, cada administración mexicana ha adoptado enfoques de corto plazo que solo responden a las prioridades de la Casa Blanca.
Por ello, propone el diseño de una política de Estado que sea coherente y que no se limite a temas específicos.
“Esto implica establecer una postura clara ante las políticas estadounidenses, que no solo defienda el crecimiento económico de México, sino que también proteja su soberanía”.
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