En la última semana del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y con la administración de Claudia Sheinbaum Pardo en el horizonte, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) otorgó a Petróleos Mexicanos (Pemex) una ampliación en su Plan de Exploración AE-0148-3M-Uchukil, permitiéndole acceder a más pozos en un intento por reactivar su desgastada estrategia exploratoria.

La autorización refleja un patrón recurrente: en proyectos previos, Pemex ha perforado pozos que, al resultar secos, no solo significan pérdida de tiempo, sino también de recursos financieros. Rodrigo Hernández Ordóñez, jefe de la Unidad Técnica de Exploración de la CNH, reconoció que este comportamiento repetido ha afectado la eficiencia de la empresa.

La burocracia no ha ayudado: cada vez que un pozo no es viable, Pemex se ve obligada a solicitar nuevas autorizaciones a la CNH para continuar perforando en otras áreas, lo que ralentiza aún más sus ya complicadas operaciones.

Con esta nueva autorización, se busca que la petrolera rompa ese ciclo. El plan busca darle un “paquete” de pozos aprobados, lo que permitirá a Pemex moverse rápidamente entre opciones sin tener que enfrentar la maraña burocrática.

Se trata de una medida que intenta optimizar sus tiempos y reducir las paradas operativas que han limitado su capacidad de respuesta en proyectos previos.

De acuerdo con la CNH, el área asignada en la región sureste de México, abarca una superficie de 1,121.03 km² entre el sur de Veracruz y el oeste de Tabasco.

El plan incluye tanto áreas de exploración como de extracción, específicamente en el Campo Camatl, y busca evaluar el potencial de hidrocarburos en diversas capas geológicas mediante un esquema de estudios y perforaciones.

La CNH aprobó la modificación al plan presentado por Pemex, que contempla dos escenarios: uno base, que prevé la perforación de un pozo exploratorio y cuatro estudios prospectivos; y un escenario incremental mucho más amplio, que incluye la perforación de 11 pozos y la ejecución de 24 estudios. 

En total, Pemex espera evaluar 439.5 millones de barriles de petróleo crudo equivalente y potencialmente incorporar 84.7 millones de barriles en el escenario más optimista.

Sin embargo, el plan también implica el desembolso de 691 millones de dólares, distribuidos entre las actividades base e incrementales, con la promesa de acelerar el conocimiento geológico-petrolero del subsuelo y maximizar el valor estratégico de la zona.

Pemex no puede seguir con la misma estrategia 

La aprobación de este plan coincide con las advertencias hechas por el presidente de la CNH, Agustín Díaz Lastra, durante la “Convención Nacional Petrolera 2024”. 

Díaz Lastra subrayó que seguir con el mismo enfoque en la exploración y producción de los últimos años “es insostenible”. Sin una estrategia adecuada, las consecuencias podrían ser aún más graves para la industria petrolera mexicana.

“Aunque los hidrocarburos han sido un pilar fundamental para las finanzas públicas durante décadas, el enfoque actual en la extracción y explotación no es suficiente para asegurar la sostenibilidad del sector a largo plazo”, expuso.

Además, señaló que el presupuesto destinado a la exploración debe basarse en evidencias científicas sólidas, incluso si estas no siempre se traducen en probabilidades económicas inmediatas.

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