Para la próxima administración federal, el sindicato Petróleos Mexicanos (Pemex) emerge como uno de los mayores desafíos para hacer rentable a la empresa paraestatal, su participación puede definir si “se hace una reforma superficial” o hasta un plan tipo Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), coincidieron especialistas.
El 9 de febrero, la calificadora Moody’s rebajó la calificación de la empresa petrolera, pasando de B1- a B3. Esta decisión se basó en los vencimientos de deuda que superarán los 10,000 millones de dólares en 2025.
A ello se sumó una disminución en el flujo de efectivo operativo debido a las pérdidas generadas por la expansión del negocio de refinación, las cuales ascendieron a 31,500 millones entre 2019 y 2022.
El director financiero de Invala Family Office, Amín Vera, dijo que con la rebaja en la calificación se observó nuevamente que pusieron de manifiesto los graves problemas que enfrenta la paraestatal.
No es que se haya descubierto el hilo negro, pero se ha reavivado en el ojo público que la empresa petrolera estatal arrastra una enorme deuda, una producción en declive y una nula rentabilidad, comentó.
A este caldo de cultivo se suma la llegada de una nueva administración federal, que puede ser encabezada por Claudia Sheinbaum Pardo, o Xóchitl Gálvez Ruiz o Jorge Álvarez Máynez.
“Un punto de quiebre en el que ya no hay para dónde hacerse es 2025, literal Pemex puede hundir el país. Independientemente de cualquier partido el que llegue enfrenta el mayor de los problemas en su primer año”, dijo.
Frente a estos desafíos, la próxima presidenta o presidente tendrá que implementar reformas, ya sean de ‘poco calado’ e incluso un plan análogo al Fobaproa, con el objetivo de asegurar la viabilidad a largo plazo de la empresa y de la economía del país.
El analista resaltó que la implementación de las medidas destinadas a rescatar a Pemex se verá obstaculizada por la resistencia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
El sindicato es un actor clave en la política mexicana
El sindicato de Pemex en sí mismo es un actor clave en la política y la economía mexicana, señala el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alfonso Bouzas.
Los miembros han defendido tradicionalmente los derechos laborales de los trabajadores del sector petrolero, pero también han resistido los intentos de reforma y modernización.
Lo que se debe señalar es que el STPRM es el socio que ejerce el control de la empresa de forma no sostenible, dijo el director de Analítica de Datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) ,Víctor Gómez.
Extrae buena parte de la renta de la empresa y tiene un peso importante en las decisiones corporativas, no solamente en materia de prestaciones de los trabajadores, sino también en materia de adquisiciones y negocios.
Estados los primeros en protestar por Pemex
Explicó que, en el próximo sexenio cuando se busque implementar un cambio a Pemex, se va a notar la disparidad entre las secciones sindicales de diferentes regiones del país, es cuando se verá que “no es lo mismo hablar de la sección Tabasco que la sección centro”.
Estas diferencias regionales pueden influir en la política económica energética y en la forma en que reaccionen ante una reforma.
“El sindicato de Pemex es más antiguo que la propia empresa, se formó previo a la nacionalización petrolera. Es el sindicato y el sindicato está dispuesto a todo”, comentó Vera.
El analista del Family Office advirtió sobre las posibles ramificaciones de aplicar un esquema similar al Fobaproa para abordar los problemas financieros de la empresa. El sindicato puede recurrir a acciones extremas, como el sabotaje de las refinerías nacionales.
Esta situación plantea un serio dilema para las autoridades, que deben sopesar entre resolver los problemas financieros de la empresa y enfrentarse a posibles repercusiones sociales negativas.
“Lo que vemos es que la nueva administración federal enfrenta el reto de conciliar los intereses del sindicato con la necesidad de revitalizar a Pemex, que ha enfrentado dificultades financieras y operativas en los últimos años”, dijo el analista del Imco. “La empresa estatal ha sido objeto de críticas debido a su baja eficiencia y a la caída en la producción de petróleo”.
Los cambios y los enfrentamientos
Amin Vera destacó la dinámica entre el gobierno y el sindicato petrolero. Explicó que históricamente, cada vez que el gobierno intenta tomar medidas para corregir el rumbo de Pemex, se enfrenta a contratiempos significativos.
Por ejemplo, durante la administración de Enrique Peña Nieto se aplicaron reformas para corregir los errores en la gestión de la empresa estatal, pero estas fueron obstaculizadas.
Una fuente anónima especializada en el sindicado de Pemex pidió reflexionar sobre la reforma energética y el incidente en la Torre de Pemex en 2013. Dijo que, hasta ahora, se ha manejado la versión de acumulación de gas, pero en pleno proceso de la reforma.
Cuando el gobierno se ve obligado a tomar medidas drásticas para poner fin al derroche y la corrupción en Pemex, el sindicato petrolero responde con acciones que afectan la operatividad de la empresa, como estallidos, desabastos de gasolina u otros incidentes.
Estos eventos, según la fuente, son interpretados como mensajes del sindicato para advertir al gobierno que no están dispuestos a ceder en sus privilegios.
En las campañas ya se verán acercamientos
El investigador de la UNAM indicó que con el inicio de la temporada de precampañas y campañas políticas en México, también se verá que las candidatas y el candidato están estableciendo comunicación y alianzas estratégicas con diversos sectores sindicales del país.
Sin embargo, entre todos los sindicatos, el de Pemex destaca por su considerable peso e influencia en la compañía.
Las candidatas han comenzado a buscar el respaldo y la colaboración del sindicato de Pemex, reconociendo su importancia en la toma de decisiones y su capacidad para movilizar a sus miembros en apoyo a determinadas agendas políticas, explicó.
Recuento sobre en qué consistiría el Fobaproa para Pemex
De acuerdo con Amín Vera, la propuesta del Fobaproa para Pemex consistiría en establecer un cronograma de pagos a 30 o 40 años, financiado mediante deuda pública.
Este enfoque permitiría al gobierno asumir la responsabilidad de la deuda de Pemex y establecer un plan de pago gestionable a largo plazo.
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