Serfín fue un banco popular durante el siglo pasado y tenía una buena presencia en varias ciudades del país. A pesar de que tuvo antecesores bastante antiguos, la marca surgió en México desde el año 1977. Sin embargo, su historia comenzó a cambiar cuando fue adquirido por Santander en el año 2000.
Tras adquirirlo, Santander decidió continuar utilizando el antiguo nombre de la filial mexicana. De esta forma, se creó la institución financiera Santander-Serfín, con la que el conglomerado de origen español operó durante un sexenio en el país. Pero, debido a sus políticas para colocar globalmente su marca, finalmente decidieron suprimir el nominativo mexicano.
Para 2006, dejó de usarse el nombre Santander-Serfín. Con ello, quedó paulatinamente en el olvido el nombre del popular banco mexicano. En su lugar, se mantuvo el nominativo de su comprador, con el que opera hasta la actualidad.
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Así compró Santander a Serfín
En la década de los años 1990, Santander ya estaba presente en México. El Diario Oficial de la Federación (DOF) identifica que el banco español fundó su filial nacional en 1994. Desde un principio, se constituyó como una institución de banca múltiple. Sin embargo, inicialmente solo mantenía un banco de negocios y una casa de bolsa.
En un esfuerzo por aumentar su presencia en el país, Santander adquirió a Banco Mexicano en 1997, según un perfil de la Universidad Nebrija. En esta ruta de expansión, Grupo Financiero Santander anunció que compraría Banco Serfín en el año 2000. Con ello, consolidó su participación en el sector de banco de consumo.
Tras la compra de Serfín, Santander se convirtió en el tercer agente predominante en el sector bancario, según datos de Expansión. En su momento, tuvo una cuota de 17.5% del mercado en depósitos y 11.5% en créditos. Además, consolidó una red de 927 sucursales y 1,648 cajeros automáticos, explica el medio.
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Antes de su venta tuvo problemas financieros
En su etapa previo a la compra, Serfín tuvo algunos problemas financieros. Expansión explica que, durante la crisis bancaria en la década de los años 90, tuvo que ser intervenido con el Fobaproa. Según señala, tuvo una compra de cartera vencida por el gobierno en 1995, aunque esto no mejoró de fondo sus finanzas.
En 1996, explica Expansión, el banco se sometió a una reestructura de administración. En ese momento, se removió a su entonces director general. Además, se negoció un esquema de capitalización con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Fobaproa. En un esfuerzo por mantener la rentabilidad, vendió su filial de afianzadora y aseguradora.
La revista señala que Serfín fue uno de los bancos con mayor respaldo oficial durante la crisis. Una de sus mayores intervenciones fue la colocación del 20% de sus acciones a un inversionista extranjero, para sanear sus finanzas. Finalmente, tras varias inyecciones de capital privado y del Fobaproa, su rentabilidad quedaba en duda a finales de 1999.
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¿Santander rescató a Serfín?
En este contexto, Expansión explica que la venta de Serfín a Santander puede interpretarse como un rescate financiero. Esto se debe a que, en 1999, los dueños originales del banco finalmente reconocieron las pérdidas y renunciaron a su derecho de suscribir más capital. Con ello, perdieron más de 2,000 millones de dólares.
El Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) intervino por última vez en las finanzas de Serfín. Expansión señala que inyectó más de 2,000 millones de dólares en capital. Además, creó reservas preventivas y vendió activos como su filial de Afores.
Tras todas las intervenciones, el IPAB anunció una licitación para adquirir a Serfín. Después de varios meses, Grupo Financiero Santander resultó ganador al ofertar 14,650 millones de pesos por el 100% del capital del banco mexicano.