El ministro alemán de Economía, Robert Habeck, anunció el martes que dos centrales nucleares  seguirán funcionando durante el invierno de 2023, debido a que no están disponibles muchos reactores franceses.

Para asegurar el suministro energético en Alemania, “la central Isar 2, cerca de Múnich y la de Neckarwestheim seguirán conectadas en el primer trimestre de 2023”, por “la situación en Francia que es peor de lo previsto”, dijo en conferencia de prensa en Berlín.

Robert Habeck cambia así de posición respecto a lo que se tenía planeado hace apenas unas semanas.

El 5 de septiembre pasado, el ministro había dicho que planeaba tener inactivas esas dos centrales en el primer trimestre de 2023, y utilizarlas solo como último recurso en caso de urgencia energética.

Pero apoyándose en las perspectivas en materia eléctrica para el invierno en Francia, presentadas el 14 de septiembre pasado, Habeck consideró que la situación es peor de lo previsto.

Habeck también dio vuelta atrás sobre el cierre definitivo de esas centrales, previsto inicialmente para fines de 2022, según un calendario de salida de la energía nuclear decidido por la entonces canciller Angela Merkel tras la catástrofe de Fukushima, en Japón, en 2011.

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Rusia reitera amenaza nuclear

En tanto, Rusia reiteró este martes su amenaza de utilizar armas nucleares, en el último día de los referendos para anexionarse cuatro territorios bajo su control en Ucrania, donde el “sí” se imponía en estos comicios denunciados enérgicamente por Occidente.

Rusia tiene derecho a usar el arma atómica, en caso de que sea necesario

afirmó el expresidente ruso y ahora número dos del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvedev.

Las autoridades prorrusas reivindicaron la victoria del “sí” a la unión con Rusia en las dos regiones del sur de Ucrania donde se celebraron los referendos, Jersón y Zaporiyia, bajo control de Moscú. Los porcentajes de apoyo fueron un 87% y un 93% respectivamente, según anunciaron tras contar todas las papeletas.

Las otras dos regiones concernidas son Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, donde las autoridades prorrusas también le daban ventaja al “sí”.

Además, los aliados de Ucrania denunciaron los referendos, organizados de manera expeditiva ante el avance de las fuerzas de Kiev, que con el apoyo de las armas occidentales recuperó miles de kilómetros cuadrados a los rusos desde inicios de septiembre.

El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que estos referendos pretenden “salvar a las poblaciones” que residen en estos territorios, que representan algo más del 20% de la superficie ucraniana.

Éxodo de rusos 

En paralelo, Rusia sigue movilizando a sus reservistas, para reclutar 300,000 combatientes con los que apoyar su invasión.

En Crimea, una periodista de la agencia AFP vio filas de hombres movilizados, vestidos de militares y Kalashnikov en mano, esperando su turno para subir a unos autobuses, mientras sus familiares los despedían con lágrimas en los ojos.

La campaña de reclutamiento, por momentos caótica, empujó a miles de rusos a huir del país, un éxodo confirmado este martes por dos países vecinos, Georgia y Kazajistán. También son numerosas las llegadas a Finlandia y Mongolia.

 

Georgia dio parte de 10,000 rusos cruzando la frontera cada día desde el anuncio de la movilización, más del doble de lo normal. Kazajistán indicó que 98,000 ciudadanos rusos llegaron desde el 21 de septiembre.

Llovía y hacía frío, pero seis horas de espera es una cosa razonable, a la vista de las circunstancias

dijo por teléfono Fiodor, un moscovita que llegó a la frontera con Kazajistán después de casi dos días de viaje y una espera de varias horas para acceder a este país de Asia Central.

En la Unión Europea, unos 66,000 ciudadanos rusos entraron en la semana del 19 al 25 de septiembre, un 30% más que la semana anterior, según la agencia europea de fronteras Frontex.

Fugas en Nord Stream

Al mismo tiempo, los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que llevan gas ruso a Alemania, sufrieron unas importantes fugas precedidas de explosiones debidas a “actos deliberados”, según el gobierno de Dinamarca.

Los dos gasoductos, en el mar Báltico, se encontraban fuera de servicio, pero estaban llenos de gas.

Según sismólogos suecos, justo antes de observarse las fugas se registraron dos explosiones submarinas, debidas “con una probabilidad muy grande a algún tipo de detonación”.

Ucrania dijo que probablemente se trate de un “ataque terrorista” planificado por Moscú contra la Unión Europea. Rusia se dijo “extremadamente preocupada” y afirmó no descartar “ninguna” hipótesis, incluido un sabotaje.

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Con información de AFP