Moody’s recortó la calificación de Pemex de ‘Ba3’ a ‘B1’, el grado especulativo también conocido como “bono basura”, y cambió la perspectiva de negativa a estable, luego de que la calificadora bajó la nota soberana de México el pasado viernes.
La acción también consideró los altos vencimientos de deuda de la petrolera entre 2022 y 2024, así como la expectativa de que continúe registrando flujo de caja negativo y sus altos requerimientos de financiamiento externo ante las pérdidas en el negocio de refinación.
De igual manera, la calificadora tomó en cuenta que, por su riesgo crediticio, Pemex tiene acceso limitado a los mercados de capitales.
Moody’s indicó que aunque el incremento en los precios del petróleo aumentará la generación de efectivo en la división de Exploración y Producción, también incrementará los costos operativos en el negocio de refinación.
La firma reconoció que desde 2019, Pemex ha logrado conservar la producción y reservas en niveles relativamente estables, pero prevé que entre 2022 y 2024 sólo podrá mantenerlos así por su incapacidad para invertir mayores sumas de capital en exploración y producción.
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El 8 de julio, la firma rebajó de la nota soberana de México a ‘Baa2’ desde ‘Baa1’, argumentado tendencias económicas y fiscales seguirán mermando de manera gradual, pero persistente, el perfil crediticio del país.
Además, citó que la fortaleza fiscal del país se vería afectada por la rigidez del gasto público asociada a decisiones como mantener el apoyo a empresas estatales como Pemex.
“Lo vemos como un pasivo contingente para el gobierno federal (la deuda de Pemex), que de materializarse implicaría un deterioro en cuanto a la carga de deuda del gobierno, que sería casi 10 puntos del PIB más alta del nivel actual, que vemos en 41%” , dijo Renzo Merino, analista senior de Moody’s en México, en conferencia de prensa.