La persistencia es uno de los valores que más pueden definir a Reebok tras más de seis décadas desde que dio los primeros pasos en el mundo del calzado deportivo.
El camino, sin duda no ha sido sencillo, Joe Foster y su hermano Jeff, fundaron Reebok en 1958 en Bolton, Inglaterra, y lo que comenzó como un pequeño taller de calzado se convirtió en una marca reconocida en todo el mundo décadas más tarde.
El emprendedor estuvo recientemente en México para presentar “Crea Sneakers. Cómo crear una marca global”, un libro que recoge las memorias sobre la historia de la empresa y sus aprendizajes para quienes estén interesados en poner en marcha sus proyectos.
No cerrarse a los cambios
El interés del fundador de Reebok por el calzado deportivo viene de familia. Su abuelo, Joe W Foster, creó un calzado innovador a principios del siglo XX que se convirtió en el favorito de varios atletas, quienes incluso lo portaron en Juegos Olímpicos, con lo que ganó notoriedad en todo el país.
La empresa familiar que fundó, atravesó por los desafíos de dos guerras mundiales y eventualmente quedó en manos de sus hijos, quienes no lograban conciliar sus puntos de vista sobre el futuro de la empresa y no estaban abiertos a cambios.
Habiendo construido un nido de comodidad financiera no querían ver más allá de lo inmediato, cualquier esfuerzo era excesivo o una distracción de las demandas diarias del negocio, pero las ser tan insulares perdieron muchas oportunidades que pudieron lleva la compañía a nuevas alturas
Esto dio la pauta a Joe y Jeff para separarse de la empresa de su padre y tío y crear una propia, y más adelante, para cruzar el Atlántico y llegar a Estados Unidos.
Aprende antes de dar el salto
Aunque Joe tenía experiencia en la fabricación de calzado y junto a su hermano había desarrollado prototipos de calzado, era consciente de que sus conocimientos para hacerse cargo de todos los aspectos del negocio aún eran limitados, por lo que volvieron a la escuela para aprender más de la fabricación, proveedora y otros aspectos antes de lanzar su propia compañía.
Cuenta con los demás
Para Foster compartir y confiar en otras personas es una forma de aprender, crecer y abrirse puertas a nuevas oportunidades.
Junto a la suerte y la oportunidad, fue la gente que encontré la que hizo la diferencia entre un logro moderado y un éxito monstruoso
relata en su libro.
Mantente atento a las oportunidades
En la década de los ochenta, tras expandirse a Estados Unidos, Reebok no era tan conocida como Nike o Adidas y enfrentaba la caída en ventas del calzado para correr, pero entonces Ángel Martinez, representante de ventas de la empresa en California, se dio cuenta de algo importante cuando acompañó a su esposa a una clase de aeróbics: las asistentes hacían ejercicio descalzas o con tenis voluminosos que les producían molestias al final de la clase.
Martinez propuso el diseño de un calzado más delgado y ligero, y aunque su idea fue rechazada inicialmente por un ejecutivo, persistió hasta que desarrollaron un prototipo y la primera tanda de producción. El resultado fue un éxito en ventas y fue instrumental para la expansión de la compañía en territorio estadounidense.
Saber cuándo parar
El crecimiento de Reebok fue meteórico durante la década de los ochenta y para 1989 a Joe le sugirieron alejarse del día a día del negocio y asumir un rol de “embajador” de la marca que fundó, apartándose de la compañía en 1989.
Foster reconoce que separarse del negocio no fue fácil y que de no haber sido por el fallecimiento de su hija Kay en 1988, se hubiera quedado mas tiempo en la empresa. “Más que estar listo, lo necesitaba.
En las circunstancias de entonces, no había más que pudiera hacer por el progreso de la empresa
Para Foster ese se convirtió en el momento para procesar lo vivido y convivir con su familia.