Las agencias calificadoras están en constante evaluación de las decisiones en materia política y el contexto internacional y ahora la atención se centra con la reforma eléctrica que favorece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en la que Moody’s ya lanzó advertencias sobre su impacto, mientras que S&P y Fitch Ratings aún no fijan una postura.
Desde la oficina del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, reconocen que están atentos a las reacciones de las agencias, pues tanto la calificación de la CFE como la nota soberana podrían sufrir recortes en caso de que los Diputados y posteriormente Senadores aprueben la reforma eléctrica que beneficia a la firma que dirige Manuel Bartlett.
Actualmente, la calificación de la CFE aún se encuentra con grado de inversión y con Fitch Ratings se encuentra a un nivel de caer en grado de especulación.
La propuesta de reforma eléctrica, que representa una contrarreforma a la que se hizo en 2013, revive el riesgo del recorte a la nota crediticia y de suceder, implica un costo para las finanzas públicas, dijo el profesor investigador del TEC de Monterrey, Pablo López Sarabia.
Una degradación de la calificación aumentaría el costo de financiamiento del gobierno en moneda extranjera (…) Además de que las primas de riesgo aumentan y el tipo de cambio mostraría volatilidad en el corto plazo
dijo Sarabia
Tras la presentación de la reforma, Moody’s señaló que la propuesta inhibiría la inversión, disminuye la transparencia operativa, desalienta inversiones de privados para la generación, frena las energías renovables y puede aumentar el costo de la energía.
Si los legisladores dan el visto bueno a la reforma, el impacto se traduce en un “mayor costo para los usuarios finales, presión para las finanzas públicas, mayor probabilidad de recorte en la calificación crediticia de la deuda soberana de México, menor crecimiento de la inversión fija, salidas de capitales y menor crecimiento económico en el largo plazo”, señaló la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller.
La nota de México
Un daño colateral se observaría en la nota soberana de México, que en la escala de Fitch, al igual que la CFE, se ubica a un nivel de caer en nivel de especulación.
Este año, la calificación del país no ha padecido recortes, pero en marzo de 2020 S&P fue la primera en recortar a BBB la nota soberana; un mes después, Fitch rebajó la nota a BBB- y días después lo hizo Moody’s a Baa1.
Tanto S&P como Fitch destacaron el impacto de la crisis económica por la pandemia por el COVID-19 y Moody’s destacó la incertidumbre en torno a la dirección de las políticas públicas a mediano plazo.
Desde entonces, las tres agencias no han hecho ajustes y han rectificado la calificación y perspectivas.
“El mercado no ha reaccionado a la reforma, ya que como está se piensa que es imposible que pase, pero se esperan los cambios que se podrían realizar o la capacidad de la oposición para desecharla”, dijo Sarabia
¿CFE al grado de especulación?
Existen factores que abren la posibilidad de que la calificación de la CFE caiga a terreno de especulación aparte de la propuesta de la reforma, lo que orillaría a las agencias ajustar al mismo tiempo la nota soberana.
El freno a las subastas eléctricas, el poner obstáculos a las energías renovables y generación de electricidad menos limpia han despertado las alarmas para CFE, sobre todo si consideramos que siguen las pérdidas técnicas y no técnicas en electricidad y pasivos laborales importantes
sostuvo Sarabia.
Actualmente Petróleos Mexicanos (Pemex) ya se encuentra en grado especulativo en la escala de Fitch (BB-) y con Moody’s (Ba2). Los recortes de ambas agencias se dio en medio de la estrepitosa caída en los precios del petróleo, que llegaron a cotizar con precios negativos en abril del año pasado.
Los recortes de las agencias van sincronizados, cuando hay un ajuste en la nota soberana también se observa en otras firmas y tanto CFE como Pemex al tener relación directa con el gobierno son más propensas a estos ajustes a la baja.