Los precios al consumidor no han dado tregua pese a la crisis económica que ha traído la pandemia de COVID-19, lo cual puede poner trabas para que Banco de México siga con el recorte de su tasa de interés, aunque el debate al interior de la Junta de Gobierno parece aumentar.

La inflación general y la subyacente subieron a máximos de cuatro meses en junio. La general alcanzó una tasa anual de 3.33%, y la subyacente, que elimina los precios más volátiles, aumentó 3.71%, presionada por las mercancías alimenticias.

En la minuta de la última reunión de la Junta de Gobierno, Alejandro Díaz de León, Irene Espinosa, Jonathan Heath, Javier Guzmán y Gerardo Esquivel dejaron ver una discusión amplia sobre el rumbo que debe tomar la política monetaria en el actual contexto.

Uno de los integrantes consideró que, ante una contracción de la economía, es necesario que Banxico actúe de manera cautelosa pero firme y que use todos los instrumentos que tenga a su alcance.

Esto implica que la tasa de interés real pueda llevarse a niveles cercanos a cero o incluso negativos antes de fin de año, ello siempre y cuando la tasa de inflación se mantenga cerca de su objetivo. El banco central debe estar dispuesto a actuar ante signos de un deterioro significativo en las condiciones económico-financieras y ello incluye tomar acciones en fechas no calendarizadas

dijo uno de los integrantes.

Mientras que otro de los miembros comentó que la determinación de la postura monetaria debe considerar tanto la posición cíclica de la economía y su influencia sobre la inflación, como las condiciones financieras que se requieren para la estabilidad macroeconómica, un ajuste ordenado en los mercados financieros y en el sistema financiero.

Por ello es importante mitigar de la mejor manera posible el choque financiero, a fin de poder contar con un mayor margen de maniobra para hacer frente a los efectos del choque sobre la actividad económica.

Otro indicó que una reducción excesiva de la tasa de interés referencial podría desalentar el ahorro interno y externo, que en el país es escaso.

En particular, el capital externo ha mostrado, incluso antes del incremento de la aversión al riesgo por la pandemia, un enfriamiento de su entusiasmo por invertir en el país. una tasa de interés excesivamente baja podría afectar el ahorro bancario, el tipo de cambio y distorsionar los precios de otros activos financieros, lo que en el mediano plazo podría incidir sobre la estabilidad financiera.

Banxico recortó en junio por novena vez consecutiva la tasa de interés referencial para llevarla a 5.0%, un mínimo desde 2016, en medio de una de las crisis económicas más severas que atraviesa gran parte del mundo.

No obstante, los niveles de inflación pueden complicar el camino para que Banxico siga con el ciclo de relajamiento monetario. La mayoría de los integrantes de la Junta coincidió en que el balance de riesgos para la inflación se mantiene incierto, de acuerdo con la minuta.

La inflación ha empezado a ser mucho más alta de lo esperado y se descarta que la holgura de la economía baje los niveles de la parte subyacente. El tipo de cambio atraviesa por una situación crítica y hay una salida permanente de los portafolios globales de los bonos mexicanos con tasas en pesos

dijeron economistas de SIF ICAP.

Por lo que consideran que estamos “cerca, muy cerca, de cuando menos una pausa en el ciclo de relajamiento monetario”.

Aunque el peso ha mostrado una recuperación luego de desplomarse 16.54% en marzo, aún es víctima de algunos episodios de volatilidad debido a la resistencia que ha mostrado la pandemia de COVID-19. Mientras que los inversionistas extranjeros continúan deshaciéndose de la deuda gubernamental.

El 1 de julio, la tenencia de bonos mexicanos en manos de extranjeros sumó 1.823 billones de pesos, esto es, 43,749 millones menos que un mes antes. Y en lo que va del año la salida es de 325,439 millones.

Además, pese a la contracción en la actividad económica, la inflación subyacente todavía mostraría resistencia a bajar, entre otros, por los efectos de la depreciación cambiaria.

“Ello, junto con la incertidumbre a nivel local y mundial, limita el margen de maniobra para que Banxico emprenda un relajamiento monetario más agresivo, aun considerando las bajas tasas de interés externas”, indicaron economistas de Ve por Más.

La Junta de Gobierno sigue preocupada por la economía, y la mayoría coincidió en que, si bien la reapertura de algunos sectores y regiones en mayo y junio propiciará cierta recuperación económica, la afectación ha sido considerable y persiste incertidumbre.

“Si bien la decisión (de junio) se adoptó por unanimidad y hubo varios señalamientos sobre el espacio que las condiciones de holgura brindan a la política monetaria, el tono de cautela sigue prevaleciendo entre los miembros”, escribió Maco Daniel Arias, analista económico de Monex.

Para Arias, las condiciones están dadas para un nuevo recorte de 50 puntos base en la reunión de agosto, pero la tasa permanecería sin cambios durante 2020 y 2021.