Una parte de la comunidad científica cuestiona la decisión de la Organización Mundial de la Salud de suspender temporalmente los ensayos clínicos que utilizan hidroxicloroquina como tratamiento para COVID-19.
En una carta abierta dirigida a la OMS, decenas de científicos expresaron su preocupación por la metodología empleada en el estudio publicado en la revista The Lancet sobre la hidroxicloroquina, cuyas conclusiones llevaron a la organización a suspender los ensayos clínicos con esta molécula.
El estudio publicado el 22 de mayo se basa en los datos de unos 96,000 pacientes ingresados entre diciembre y abril en 671 hospitales del mundo y compara la evolución de quienes recibieron este tratamiento y de quienes no.
Sus autores concluyeron que la cloroquina, y su derivado, la hidroxicloroquina, normalmente utilizados como tratamiento para el paludismo, no solo no son beneficiosos, sino que además aumentan el riesgo de morir entre los enfermos de la COVID-19.
A la luz de ese estudio dirigido por el doctor Mandeep Mehra, director ejecutivo del Brigham and Women’s Hospital Center for Advanced Heart Disease, en Boston, la Organización Mundial de la Salud decidió suspender temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina en varios países.
También el proyecto europeo Discovery suspendió la inclusión de nuevos pacientes en el ensayo con esta molécula y Francia decidió esta semana prohibir su uso en el hospital, donde hasta ahora podía ser administrada para casos graves.
Sin embargo los científicos dudan de los datos obtenidos a raíz de ese estudio. “Este examen suscitó a la vez preocupación por la metodología y por la integridad de los datos”, subrayan en la carta, detallando una lista de puntos problemáticos, desde el rechazo de los autores a dar acceso a la información base hasta la ausencia de un “examen ético”.
La información del estudio que pone en duda la efectividad de la hidroxicloroquina procede de Surgisphere, una empresa de análisis de datos de salud basada en Estados Unidos.
Según The Guardian, su presidente, Sapan Desai, reconoció haber clasificado por error 73 muertes en Australia, cuando deberían haber sido contadas en Asia.
Los firmantes de la carta llaman a la OMS o a otra institución “independiente y respetada” a crear un grupo encargado de analizar de forma independiente las conclusiones de este trabajo.
Interrogada al respecto, la OMS señaló el viernes que la suspensión de los ensayos es solo “temporal” y que sus expertos darán su “opinión final” sobre la hidroxicloroquina tras examinar otros elementos, probablemente a mediados de junio.
Por su parte, The Lancet indicó a la AFP haber transmitido todas estas preguntas a los autores del estudio. “Trabajan para responder a los problemas destacados”, señaló.