El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo el miércoles que podría volver a darse una regulación de precios de los productos básicos, en medio de la crisis del coronavirus.
La imposición de nuevas regulaciones obedecería al comportamiento de los precios en las últimas semanas. La medida se aplicaría luego de que el gobierno, tras las sanciones de Estados Unidos, relajó los controles de casi dos décadas para permitir a las empresas importar con sus propias divisas y dejar a los comercios que reciban dólares y euros como forma de pago.
He dado instrucciones precisas para atajar la especulación de los sectores económicos que no quieren colaborar con el país (…) Todos los mecanismos para regular, procesar, llevar la producción, los costos y los precios están activados
dijo Maduro en la televisión estatal
Las autoridades sostuvieron un encuentro el lunes pasado con varios productores donde se les indicó que habría mesas de trabajo para evaluar estructuras de costos para dar paso a una regulación de precios de alimentos.
“Le digo a los actores económicos privados que se pongan serios, están frente a revolucionarios. Estamos listos para tomar decisiones y soluciones”, agregó Maduro.
La actividad industrial en Venezuela cayó a mínimos por los años de controles y no logra recuperarse pese a que en 2019 el gobierno los flexibilizó. Las acciones para sacar a la economía de la recesión llegaron tarde. Las empresas ahora venden menos por la hiperinflación que golpea el salario de los venezolanos. Según la Asamblea Nacional, la inflación interanual es 3.365%.
En el último mes los precios de los insumos básicos se han afectado por la mayor liquidez y las restricciones que tienen productores agrícolas e industriales para transportar la mercancía hacia las regiones del país debido a la falta de combustible. En 30 días el costo de un kilo de carne se encareció 72%.
La estatal petrolera enfrenta trabas para vender petróleo y comprar aditivos o gasolina en el mercado internacional por las sanciones y la merma de ingresos como consecuencia de la caída de los precios del crudo que provocó la pandemia.