Este lunes, Boeing dio a conocer que Dennis Muilenburg fue destituido como director ejecutivo luego de dos años de crisis debido a dos accidentes aéreos de su modelo 737 Max.
“La junta directiva decidió que era necesario un cambio en el liderazgo para restaurar la confianza en el avance de la Compañía a medida que trabaja para reparar las relaciones con los reguladores, los clientes y todos los demás interesados”, dijo la compañía.
Las acciones de la compañía, que han caído más del 20% desde marzo, cerraron con un alza de 2.9%, respecto al viernes, a 337.55 dólares.
La salida de Muilenburg ocurre cuando el fabricante de aviones más grande del mundo intenta obtener aprobaciones de los reguladores para que pueda volver a volar su avión de pasajeros más vendido y recuperar la confianza de usuarios y aerolíneas.
Asimismo, Boeing recibió solicitudes de familiares de las víctimas y de legisladores de Estados Unidos para cesar a Muilenburg.
La empresa ya tiene al sustituto: David Calhoun, quien asumió las funciones de presidente desde octubre pasado. A partir del 13 de enero, será el CEO y presidente de la firma aeronáutica.
El analista aeroespacial Richard Aboulafia dijo que el nombramiento de Calhoun, quien antes fue presidente de operación de cartera del Grupo Blackstone, proporcionará la estabilidad necesaria a corto plazo, pero no el “énfasis en la ingeniería” a largo plazo que la compañía necesita.
“Calhoun es respetado en la industria (…) Pero a largo plazo, ¿trae las herramientas adecuadas?”, añadió Aboulafia.
Mientras tanto, su director financiero Greg Smith se desempeñará como CEO interino y Larry Kellner ocupará la presidencia durante el mismo periodo.
Con información de Reuters